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La sentencia que hace saltar todo por los aires

No es una sentencia mÔs. No es un simple fallo judicial por vulneración del honor. Es un punto y aparte en la historia reciente del periodismo español. La condena a OKDIARIO y a Eduardo Inda por difamar a Pablo Iglesias confirma judicialmente lo que durante años fue denunciado por sectores de la izquierda, juristas y periodistas independientes: en España operó una maquinaria de intoxicación mediÔtica con objetivos políticos claros y métodos propios de una cloaca organizada.

La justicia ha sido clara: la información sobre la supuesta cuenta de Pablo Iglesias en un paraĆ­so fiscal era falsa. No ā€œimprecisaā€, no ā€œmal contrastadaā€. Falsa. Fabricada. Y difundida de forma masiva en plena campaƱa electoral.

Pablo Iglesias on Spain's plan to introduce a basic income to fight the  economic crisis

Mayo de 2016: cuando se decidió torcer la democracia

Hay que volver al origen. Mayo de 2016. Quedan pocas semanas para unas elecciones generales decisivas. Podemos aparece como primera fuerza progresista en muchas encuestas y la posibilidad de que Pablo Iglesias lidere el Gobierno es real. Demasiado real para determinados poderes.

Apenas 72 horas despuƩs de que el BOE publique la convocatoria electoral, OKDIARIO lanza el titular que marcarƭa una Ʃpoca:

ā€œEl Gobierno de Maduro pagó 272.000 euros a Pablo Iglesias en un paraĆ­so fiscalā€.

La noticia se basaba en una factura falsa, fabricada en los sótanos policiales de las cloacas del Estado. Un bulo grotesco, burdo, sin firma ni verificación mínima. Pero eficaz.

La pata mediƔtica de la cloaca

Durante años se habló de la pata policial y de la pata política de las cloacas. Hoy la sentencia vuelve a poner el foco en la mÔs decisiva de todas: la pata mediÔtica.

Porque un bulo no funciona si no se amplifica. Y aquƭ entra en escena uno de los nombres clave del sistema mediƔtico espaƱol: Antonio Garcƭa Ferreras.

Los audios publicados posteriormente revelan una conversación demoledora. Ferreras sabía que la información era falsa. Lo dijo. Literalmente:

ā€œEsto es muy delicado y es demasiado burdoā€.

Y aun así, decidió emitirla. Horas y horas de televisión. Entrevistas. Debates. Repetición constante del bulo. Millones de espectadores expuestos a una mentira reconocida como tal en privado.

Cuando el periodismo deja de ser periodismo

Difundir una información falsa a sabiendas no es un error profesional. Es una decisión política. Es propaganda. Es guerra sucia.

El argumento posterior ā€”ā€œdimos la palabra a Iglesiasā€ā€” no se sostiene. Si un medio acusa sin pruebas a alguien de un delito gravĆ­simo y luego le invita a negarlo, no estĆ” haciendo periodismo: estĆ” ejecutando una operación de demolición reputacional.

La justicia ha hablado alto y claro. Lo que ocurrió no fue libertad de prensa. Fue una agresión directa a la democracia.

Ɣng Iglesias, sau khi bị Bį»™ Nį»™i vỄ theo dƵi, phĆ”t biểu: ā€œCĆ”c chỉ huy cįŗ£nh sĆ”t vĆ  cįŗ„p trĆŖn chĆ­nh trị cį»§a hį» phįŗ£i vĆ o tĆ¹ā€ | TĆ¢y Ban Nha | EL PAƍS

Diez aƱos tarde… pero llega

La condena llega casi una década después. Diez años en los que el bulo cumplió su función: condicionar unas elecciones, erosionar una opción política y sembrar desconfianza en millones de ciudadanos.

Pablo Iglesias recibirÔ una indemnización de 18.000 euros. La pregunta es inevitable:

¿Quién indemniza a la democracia española por el daño causado?

 

El silencio que grita

Otro elemento clave es el silencio. El silencio mediĆ”tico. Las mismas cadenas que dedicaron horas y horas al bulo han dedicado segundos —cuando no silencio absoluto— a la sentencia.

¿CuÔntos minutos ha dedicado La Sexta a explicar que aquello fue mentira? ¿CuÔntos editoriales ha publicado el establishment mediÔtico pidiendo disculpas?

El desequilibrio es obsceno.

Golpismo mediƔtico

Cada vez mÔs voces lo dicen sin rodeos: esto no fue solo una difamación. Fue golpismo mediÔtico.

Una estrategia coordinada entre policías corruptos, periodistas sin escrúpulos y poderes económicos para alterar el resultado electoral sin pasar por las urnas.

El Código Penal contempla penas severas para quienes atentan contra el orden democrÔtico. La pregunta incómoda es por qué estas prÔcticas han salido prÔcticamente gratis.

El miedo como herramienta

¿Por qué tantos periodistas callaron? ¿Por qué tantos dirigentes progresistas miraron hacia otro lado?

La respuesta es el miedo. El miedo al poder mediÔtico. El miedo a no salir en televisión. El miedo a ser el siguiente objetivo.

Ferreras no es solo un periodista. Es un nodo de poder. Decide quién existe y quién desaparece del debate público. Y muchos han aceptado ese chantaje tÔcito.

El Supremo condena a 'OKdiario' a indemnizar con 18.000 euros a Pablo Iglesias por la noticia falsa de la cuenta en Granadinas | PĆŗblico

La gran mentira de la neutralidad

Durante aƱos se vendió la idea de una televisión ā€œprogresistaā€ y ā€œneutralā€. Hoy esa mĆ”scara estĆ” rota.

No hay neutralidad posible cuando se da altavoz a una mentira sabiendo que lo es. No hay pluralismo cuando se protege al mentiroso y se criminaliza al difamado.

¿Y ahora qué?

La sentencia abre una puerta que ya no puede cerrarse. La ciudadanƭa sabe. Los audios existen. Las resoluciones judiciales estƔn ahƭ.

La pregunta no es solo qué pasó. La pregunta es qué vamos a hacer para que no vuelva a pasar.

Porque si no se depuran responsabilidades, si no se señalan nombres, si no se desmonta la pata mediÔtica de las cloacas, el próximo bulo ya se estarÔ fabricando.

Epílogo incómodo

En 2016 se torció una elección con mentiras. En 2025 la justicia confirma lo que muchos denunciaron entonces.

No es una victoria personal de Pablo Iglesias.

Es una victoria tardĆ­a —pero imprescindible— de la verdad.

Y tambiƩn una advertencia:

cuando el periodismo se convierte en arma polĆ­tica, la democracia es la primera vĆ­ctima.