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Ekaizer destapa estrategia de la derecha: Ayuso improvisa, Felipe González critica el “Frankenstein” del gobierno

Madrid, 2025 — La política española vive un momento de alta tensión, donde las movilizaciones callejeras, los conflictos internos de los partidos y las disputas mediáticas se entrelazan en un escenario que recuerda las etapas más convulsas del país.

El reciente análisis de Ekaizer, así como los discursos y actos de líderes como Isabel Díaz Ayuso y Felipe González, ofrecen una radiografía del estado actual de la derecha española y de las tensiones dentro del sistema democrático.

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La estrategia de la derecha: movilización y demonización

El Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, ha optado por combinar la presión mediática con la movilización callejera. La manifestación celebrada en Génova, sede central del PP en Madrid, congregó a miles de personas —cifras que varían entre 40.000 y 80.000 según los organizadores—, aunque observadores independientes estiman que la asistencia real fue significativamente menor.

El objetivo de estas concentraciones no es solo demostrar fuerza política, sino también proyectar una imagen de superioridad moral frente al gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha capitalizado la atención mediática con discursos contundentes, en los que enfatiza la corrupción y la supuesta amenaza de ETA.

Ekaizer subraya que esta narrativa busca demonizar a partidos como Bildu, que, aunque históricamente vinculados al nacionalismo vasco, hoy participan en la vida democrática y defienden los derechos humanos, a diferencia de otras formaciones más extremas.

El problema es que, como señala Ekaizer, la presidenta madrileña utiliza estas referencias históricas para generar alarma social y cohesionarse con el electorado conservador, recurriendo a figuras y metáforas que más parecen parte de un “Club de la Comedia” que de un discurso político responsable.

Los medios y la percepción pública

El control de la narrativa mediática es otro eje de esta estrategia. Los ataques a Radio Televisión Española (RTVE) y la cobertura de protestas frente a sedes socialistas muestran cómo la derecha busca influir en la opinión pública a través del cuestionamiento constante de los medios.

La agresión a una reportera de RTVE durante una concentración frente a Ferraz evidencia la tensión entre libertad de expresión y movilización política.

Según Ekaizer, este tipo de incidentes se insertan en un contexto más amplio de manipulación mediática, donde la información se convierte en un arma y la pseudoinformación puede ser considerada una herramienta de fascismo moderno.

El control de los medios no solo se limita a la cobertura, sino también a la amplificación de rumores sobre corrupción y desestabilización política.

Declaraciones de personajes como Ávalos, Coldo o Santos Cerdán son reproducidas por medios de derecha para crear un clima de alarma, aunque Ekaizer advierte que, en muchos casos, estas afirmaciones carecen de fundamento sólido y buscan únicamente “hacer ruido” y presionar indirectamente al sistema judicial.

Felipe González y la narrativa del “Frankenstein”

En paralelo, Felipe González ha criticado al gobierno de coalición de Pedro Sánchez, refiriéndose a él como un “Frankenstein” con demasiadas piezas sueltas. Esta metáfora describe la dificultad de mantener la cohesión en un ejecutivo sostenido por alianzas diversas, desde partidos nacionalistas hasta minoritarios.

Ekaizer explica que González utiliza este discurso para reforzar la narrativa antisanchista y apoyar, de manera implícita, las estrategias de la derecha en momentos de crisis política.

González también insiste en recuperar el compromiso con el trabajo y la productividad, recordando decisiones polémicas de su propio mandato y señalando la fragilidad de los gobiernos de coalición frente a la presión mediática y judicial.

Su intervención refleja tanto un análisis estratégico como un interés por influir en la opinión pública y la militancia socialista, promoviendo una visión más centrista y cercana al establishment.

Felipe González questions the reduction of sentences for ETA members |  TodoAlicante

La improvisación de Ayuso y la presión sobre Feijóo

Ekaizer destaca que la presidenta madrileña improvisa figuras de humo para desviar la atención de asuntos personales, como los procesos judiciales que involucran a su pareja, y proyecta un mensaje de corrupción dirigido al gobierno central.

Estas tácticas generan un clima de “pre-revolución civilista”, según el analista, en el que cualquier declaración se amplifica y contribuye a la descomposición política del país.

Por otro lado, Alberto Núñez Feijóo muestra miedo a confrontar directamente a Sánchez y a presentar mociones de censura, incluso cuando podría hacerlo políticamente, aunque no numéricamente.

Esta indecisión revela la debilidad estructural del PP frente a la extrema derecha, representada por Vox, que absorbe gran parte del electorado conservador y complica la estrategia de la derecha institucional.

La política española y el reto del nacionalismo

Ekaizer remarca que la derecha descubrió que no puede gobernar España contra los nacionalismos. Durante la segunda legislatura de Aznar, el eje electoral se centró en España versus nacionalismos periféricos, especialmente el catalán y vasco.

Sin embargo, esta estrategia, que en su momento resultó electoralmente rentable, hoy limita la capacidad del PP para pactar y gobernar en un contexto de mayor fragmentación parlamentaria.

La necesidad de tender puentes con otras fuerzas políticas, incluyendo aquellas consideradas nacionalistas, es fundamental para lograr mayorías estables. La negativa o la falta de habilidad para hacerlo expone al partido a la pérdida de relevancia y a la incapacidad de consolidar un proyecto de gobierno coherente.

La corrupción y la judicialización de la política

Las manifestaciones recientes también reflejan la obsesión de la derecha con la corrupción y la judicialización de la política.

Ekaizer señala que el objetivo final de estas movilizaciones es presionar indirectamente al poder judicial, creando la percepción de que se requieren medidas legales drásticas contra el presidente Sánchez y su entorno.

La comparación con manifestaciones anteriores, centradas en figuras como Pusdemón, muestra la continuidad de un discurso que adapta el enemigo a las circunstancias del momento.

La corrupción, sea política o económica, se convierte en el eje discursivo, mientras la estrategia judicial se proyecta como un instrumento para cambiar la correlación de fuerzas en la política nacional.

 caos organizado y desafíos democráticos

El análisis de Ekaizer permite comprender la complejidad de la estrategia de la derecha española: combinar movilización callejera, presión mediática y referencias históricas para generar un clima de alarma y reforzar su narrativa política.

Sin embargo, estas tácticas también revelan debilidad estructural, improvisación y dependencia de la extrema derecha para mantener la cohesión del electorado conservador.

Felipe González, con su crítica al gobierno de coalición, actúa como elemento de presión adicional y refleja los intereses del establishment español. Mientras tanto, Ayuso improvisa discursos y utiliza la teatralidad para cubrir asuntos personales, y Feijóo se muestra indeciso ante la necesidad de confrontar políticamente a Sánchez.

En conjunto, la situación refleja un desafío profundo para la democracia española: la interacción entre protesta, manipulación mediática, judicialización de la política y fragmentación parlamentaria plantea preguntas sobre la estabilidad y la capacidad del sistema para gestionar conflictos políticos sin recurrir a la polarización extrema.

La derecha se enfrenta a un dilema estratégico: consolidar poder sin perder credibilidad, movilizar a su base sin exagerar riesgos históricos y competir electoralmente sin aislarse de las fuerzas necesarias para gobernar.

Mientras tanto, Pedro Sánchez parece navegar con relativa ventaja, avanzando en sus políticas a pesar del ruido mediático y las manifestaciones, en contraste con una derecha que aún busca claridad en su estrategia y cohesión frente a los desafíos internos y externos.

La interacción entre estas fuerzas definirá, en los próximos meses, no solo el futuro del PP y de Vox, sino también la fortaleza de la democracia española frente a la polarización y la judicialización creciente de la política.