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BOMBAZO EN LA DANA: LA HORA PERDIDA DE MAZÓN Y MARIBEL VILAPLANA QUE HUNDE TODAS LAS VERSIONES

El caso estalló como una grieta más del desastre, un año después de la histórica DANA que dejó 229 muertos en la Comunidad Valenciana. Lo que parecía una tarde más en el restaurante El Ventorro, donde Carlos Mazón —entonces presidente de la Generalitat— comía con la periodista Maribel Vilaplana, se ha convertido en una de las mayores crisis políticas y mediáticas que ha vivido la región.
La historia ya la conocíamos… o eso creíamos. Pero esta semana apareció el dato que lo cambia todo: el ticket del parking marcando la salida de Vilaplana a las 19:47. Ese papel, una simple hora impresa, ha pulverizado más de diez versiones diferentes dadas por ambos desde septiembre de 2023.

Lo que sigue es un rompecabezas de contradicciones, silencios, desplazamientos misteriosos, testimonios internos del PP y una pregunta que ya no se puede evitar:
¿Qué hicieron Mazón y Vilaplana durante esa hora y cuarto en la que nadie sabía dónde estaban mientras la provincia se inundaba?

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1. El Ventorro: el almuerzo que desencadena una tormenta política

El almuerzo entre Mazón y Vilaplana terminó alrededor de las 18:30. Era un día crítico: las primeras llamadas al 112 se disparaban, los bomberos ya recibían avisos urgentes y las imágenes de riadas empezaban a circular. Pero Mazón, máximo responsable político, estaba allí, desconectado del operativo.

Hasta aquí, nada que no se supiera. Lo explosivo llega después.

La periodista y el entonces presidente abandonan El Ventorro juntos.
El trayecto al parking cercano es de pocos minutos.
Sin embargo, de acuerdo con los datos recién revelados, Vilaplana no pagó ni sacó su coche del parking hasta las 19:47.

Una hora y cuarto que nadie puede justificar.

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2. La versión oficial… y todas sus contradicciones

En su declaración judicial ante la jueza de Catarroja, Maribel Vilaplana aseguró que:

caminaron juntos desde el restaurante hasta el parking;

se despidieron cerca de las 19:00–19:10;

ella entró sola, se puso “unos minutos” a trabajar en el móvil y el ordenador;

después se marchó.

Ese relato ha quedado completamente demolido por el ticket:
No salió a las 19:10 ni a las 19:20, sino a las 19:47.

Además, la versión dada en el Congreso por Mazón se desmorona igual o más rápido. Él afirmó:

que no entró al parking;

que se despidieron fuera;

que siguió caminando solo hacia el Palau;

que no tenía consigo el móvil porque “quizá lo llevaba en la mochila”.

Pero, según fuentes del propio PP valenciano, esa tarde Vilaplana llevó a Mazón en su coche hasta las proximidades del Palau, dejándolo prácticamente en la puerta sobre las 20:00 horas.
Esto contradice de lleno sus explicaciones ante los diputados y las de Vilaplana frente a la jueza.

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3. La hora perdida: el agujero negro de la tarde de la tragedia

La franja entre 18:30 y 19:47 es el eje central del escándalo.

A esa hora:

Mazón no atendía llamadas.

No respondía mensajes.

Pradas, entonces dirigente clave, intentó localizarlo sin éxito.

Los servicios de emergencia discutían si activar ya la alerta del Saler.

Miles de valencianos estaban atrapados por el agua.

¿Dónde estaba?
¿Con quién estaba?
¿Y qué estaba haciendo?

Las versiones ofrecidas no solo se contradicen entre sí, sino que se contradicen con los hechos físicos:
la distancia entre El Ventorro y el parking, el tiempo real del trayecto, la hora oficial del ticket, la ausencia total de comunicaciones y los testimonios que ahora emergen dentro del Partido Popular.

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4. El ticket del parking: la prueba que derrumba la construcción narrativa

Era la pieza que faltaba y que muchos esperaban.
La jueza había pedido todos los movimientos, itinerarios, comunicaciones y registros de aquella tarde.

Cuando el justificante bancario confirma la salida a las 19:47, la historia colapsa:

ya no encaja la caminata de diez minutos;

ya no encaja la despedida a las 19:00;

ya no encaja el supuesto “trabajo rápido” de 10–15 minutos dentro del coche;

y sobre todo, ya no encaja que Mazón llegara al Palau a las 17:00, como se dijo primero, ni a las 19:00, como corrigió después.

Todo apunta a que Mazón llegó a la sede del gobierno valenciano poco antes de las 20:00 y no por su propio pie, sino en el coche de Vilaplana.

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5. Los testigos internos del PP: “Esto ya no se puede tapar”

La información de que Vilaplana llevó a Mazón en coche no proviene de una filtración externa, sino de fuentes internas del Partido Popular.
Fuentes que, según el periódico Levante, ya no pueden sostener más la narrativa oficial.

Esa grieta dentro del PP revela dos cosas:

Hay sectores del partido que quieren cortar definitivamente con Mazón, que ya no es presidente pero sigue siendo diputado y conserva el aforamiento.

La tensión interna es insoportable: cada semana aparecen nuevas pruebas que contradicen las declaraciones formales.

Varios cargos municipales y autonómicos admiten que Mazón se ha convertido en “un elemento tóxico” para el partido y que mantenerlo como diputado es un error estratégico y ético.

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6. El cambio de ropa y el “asesor externo”: más piezas que no encajan

La historia se enreda aún más cuando reaparece el detalle del cambio de ropa.

El amo del Ventorro declaró que Mazón llegó y salió del restaurante con la misma ropa.
Pero cuando apareció en el CECoPI, ya llevaba otra vestimenta.

¿Qué sucedió en ese trayecto?
¿Dónde se cambió?
¿Quién fue el “asesor externo” que lo recogió al llegar al Palau y lo llevó al CECoPI?
¿Por qué ese asesor —no su equipo oficial— actuó como su enlace en un momento de emergencia?

Para los investigadores, esta parte es clave:
los cambios de itinerario, ropa, comunicaciones y acompañantes sugieren que Mazón quería evitar que quedara traza oficial de ciertos movimientos.

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7. La responsabilidad política: el momento decisivo llegó a las 20:28

Más allá de dónde estuviera entre las 18:30 y las 19:47, hay un dato que no cambia:

Mazón llegó al CECoPI a las 20:28.

A esa hora, los técnicos llevaban casi dos horas deliberando la activación de la alerta del Saler.
La coordinación institucional estaba bloqueada.
Y la orden final —según se investiga— dependía del visto bueno del presidente.

Si estuvo localizable o no, si estuvo atendiendo llamadas o no, si estaba acompañado o no…
todo eso es relevante para entender si la catástrofe se agravó porque él, simplemente, no estaba donde tenía que estar.

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8. Maribel Vilaplana: de invitada a testigo en entredicho

Es importante remarcarlo:
Vilaplana no tenía responsabilidad institucional.
Pero sí tiene ahora un problema judicial:
su declaración ante la jueza no coincide con los hechos probados por el ticket.

Si su testimonio resulta falso, puede enfrentarse a consecuencias jurídicas.
Y lo que la rodea ahora es una sensación de haber sido arrastrada por la espiral de versiones cambiantes de Mazón.

La pregunta es:
¿por qué decidió ajustar, suavizar o modificar su relato?
¿A quién protegía?
¿A ella misma?
¿A él?

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9. La oposición y los periodistas: un año midiendo metros y minutos

Los periodistas valencianos llevan más de un año reconstruyendo:

trayectos urbanos,

tiempos de caminata,

grabaciones,

cámaras de tráfico,

testimonios,

registros telefónicos.

Se han convertido, como dijo la subdirectora de Levante, en verificadores de fake news del propio expresidente.

Y es que ninguna explicación aguanta más de dos semanas.
Ninguna línea narrativa se sostiene ante la mínima comprobación.
Cada pieza nueva contradice a la anterior.

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10. El futuro inmediato: el pleno, el acta y la caída final

El jueves se elige al nuevo presidente de la Generalitat: Pérez Yorca.
Mazón estará sentado en el hemiciclo, porque sigue siendo diputado.
Y mantiene el acta porque lo protege judicialmente ante la jueza de Catarroja.

En el PP ya hay quien exige que entregue el acta inmediatamente.
Una salida “a la Ábalos”: dejar el partido, pero quedarse con el escaño, podría ser su estrategia, pero duplicaría el daño político.

El partido teme que la imagen del nuevo gobierno quede contaminada por la sombra del expresidente, que ya no puede ocultar:

su ausencia en la crisis,

sus versiones cambiantes,

su falta de transparencia,

y la posibilidad de haber inducido a otros a apoyar testimonios falsos.

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el final de la escapada

Estamos al final de la escapada.
El cerco se ha cerrado.
La hora entre las 18:30 y las 19:47 ya no puede explicarse con frases vagas sobre móviles en mochilas, paseos conversados o trabajos improvisados en un parking.
La realidad siempre acaba imponiéndose, como el agua de aquella tarde trágica.

La jueza tiene ya todas las piezas esenciales:
el ticket, las llamadas no atendidas, los horarios del restaurante, la llegada al Palau, el testimonio del asesor y las nuevas revelaciones internas del PP.

Y ahora solo queda una pregunta por responder, la misma que ya repiten en todos los despachos políticos, redacciones y calles de Valencia:

¿Dónde estuvo realmente Carlos Mazón durante la hora en la que nadie podía localizarlo…
y mientras todo un territorio se hundía bajo el agua?