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La política española vuelve a entrar en zona de turbulencias. Esta vez, el epicentro no está en una ley, ni en una votación parlamentaria, ni siquiera en una negociación fallida. Está en una palabra: mentira. Y en un nombre propio que, hasta hace poco, se presentaba como sinónimo de moderación y solvencia institucional: Alberto Núñez Feijóo.

El detonante ha sido una intervención demoledora del ministro Óscar Puente, que no solo elevó el tono en el Congreso, sino que trazó una acusación política de largo alcance: Feijóo habría mentido sobre lo que sabía, cuándo lo sabía y a quién protegía durante la gestión de la DANA en la Comunitat Valenciana. Una acusación que ya no se mueve únicamente en el terreno del debate parlamentario, sino que ha cruzado una línea decisiva: la judicial.

Una jueza entra en escena y el relato empieza a tambalearse

La citación de Feijóo como testigo por parte de la magistrada instructora del caso DANA ha supuesto un antes y un después. No se trata de una imputación formal, pero sí de algo que en política pesa casi lo mismo: la obligación de declarar bajo juramento. Y ahí, la estrategia de ambigüedad, de frases elásticas y de silencios calculados deja de ser útil.

Durante meses, el líder del Partido Popular sostuvo que había estado informado “en tiempo real” por el entonces president valenciano Carlos Mazón. Sin embargo, los listados oficiales de llamadas —dos versiones distintas difundidas por el propio Gobierno valenciano— dibujan otra cronología: no hubo comunicación directa hasta bien entrada la noche del 29 de octubre, horas después de que la emergencia alcanzara su punto crítico.

La contradicción es evidente. Y es precisamente esa grieta la que la jueza quiere explorar.

Óscar Puente y la ofensiva frontal: “Ustedes protegen al corrupto”

Quién es Óscar Puente

Lejos de limitarse a una crítica técnica, Óscar Puente decidió ir más allá. En una intervención cargada de referencias históricas y políticas, trazó una línea que conecta distintos episodios del pasado del Partido Popular: Gürtel, Prestige, Irak, el rescate bancario, las residencias de Madrid y ahora la DANA.

El mensaje es claro: no se trata de un error aislado, sino de un patrón. Según Puente, el PP no investiga, no aclara, no depura responsabilidades. “Ustedes usan un martillo para romper las pruebas”, afirmó, en contraste con lo que definió como una auditoría real e independiente en su propio ministerio.

Pero el golpe más duro llegó cuando puso cifras sobre la mesa.

El hospital gallego y los 470 millones que vuelven como un fantasma

Puente rescató un informe demoledor sobre el modelo sanitario concesional impulsado en Galicia durante la etapa de Feijóo como presidente de la Xunta. El dato es tan simple como devastador: 470 millones de euros de sobrecoste en un hospital que, paradójicamente, redujo su superficie mientras incrementaba su precio final.

No es una acusación nueva, pero sí una que vuelve en el peor momento posible para el líder del PP. Porque ahora no aparece aislada, sino integrada en un relato más amplio: el de un dirigente que habría tolerado, minimizado o encubierto decisiones opacas cuando ostentaba poder ejecutivo.

La reacción del Partido Popular ha sido, una vez más, el silencio institucional y el cierre de filas. En el Parlamento gallego, su mayoría bloqueó cualquier intento de que el actual presidente, Alfonso Rueda, diera explicaciones detalladas. Para Puente, esa actitud confirma la tesis: cuando gobierna el PP, la transparencia desaparece.

Mazón, el eslabón débil que nadie quiso soltar

Durante más de un año, Carlos Mazón se convirtió en un problema político que nadie en Génova quiso resolver. A pesar de los cambios constantes de versión, del apagón informativo durante horas clave y del creciente malestar social en Valencia, Feijóo evitó exigir su dimisión. Solo cuando el coste político se volvió insoportable, tras un funeral de Estado que evidenció la magnitud de la tragedia, comenzaron los movimientos para tomar distancia.

Pero para entonces, el daño ya estaba hecho.

La jueza no investiga solo qué hizo Mazón, sino qué sabía Feijóo y por qué decidió mantenerlo. Y ahí surge la pregunta incómoda que atraviesa todo el caso: ¿fue una decisión política o una necesidad estratégica para evitar que el escándalo salpicara a la dirección nacional del PP?

Óscar Puente escucha las palabras de Feijóo sobre la declaración de Sánchez  ante el juez y le responde con estas imágenes | Sociedad | Cadena SER

Génova, nervios y un liderazgo en cuestión

La citación judicial llega en el peor momento interno para Feijóo. El Partido Popular vive una tensión latente entre dos almas: la moderada y la confrontativa. Isabel Díaz Ayuso, sin citarlo directamente, ha insistido en que “no es momento de tibiezas”, un mensaje que muchos interpretan como una crítica directa al estilo del líder nacional.

Mientras Vox sigue creciendo en las encuestas, el PP parece atrapado en una paradoja: si se radicaliza, pierde centralidad; si se modera, pierde electorado por la derecha. En ese contexto, la figura de Feijóo aparece cada vez más desdibujada, sin un proyecto claro y con una autoridad interna que empieza a resquebrajarse.

Mentir no es ilegal… ¿o sí?

Una frase del propio Partido Popular vuelve ahora como un bumerán: “Mentir no es ilegal”. Lo dijeron para defender a Miguel Ángel Rodríguez. Lo repitieron para justificar versiones contradictorias. Pero en un juzgado, la lógica cambia. Como testigo, Feijóo está obligado a decir la verdad. Y cualquier contradicción relevante podría tener consecuencias penales.

Más allá del resultado judicial, el impacto político ya es evidente. La imagen del dirigente moderado, ajeno a las viejas prácticas del PP, se erosiona a cada nueva revelación. Y la pregunta ya no es si Feijóo sabía más o menos, sino por qué eligió sostener un relato que ahora se desmorona.

El espejo de Valencia y el futuro del PP

Valencia se ha convertido en el espejo donde el Partido Popular no quiere mirarse. Pactos con Vox, discursos cada vez más duros, gestión opaca de crisis y una sensación creciente de que el partido se mueve por pura supervivencia electoral.

El caso DANA no es solo un episodio judicial. Es un símbolo. Un recordatorio de que las decisiones políticas tienen consecuencias a largo plazo y de que el encubrimiento, real o percibido, acaba pasando factura.

Epílogo: una comparecencia que lo puede cambiar todo

Cuando Alberto Núñez Feijóo se siente ante la jueza, no solo estará respondiendo a preguntas sobre llamadas, horarios o mensajes. Estará defendiendo su credibilidad, su liderazgo y su futuro político.

Porque en política, como en la justicia, no siempre cae quien comete el mayor error, sino quien insiste en sostener una versión que ya no se sostiene.

Y la pregunta que empieza a recorrer pasillos, tertulias y despachos es tan simple como inquietante:

👉 ¿Estamos ante un error puntual… o ante el principio del fin del relato que convirtió a Feijóo en alternativa de poder?