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💥 LOS WHATSAPPS QUE NADIE DEBIÓ LEER: FEIJÓO Y MAZÓN, LAS MENTIRAS CRUZADAS DE LA DANA, LOS MUERTOS QUE YA EXISTÍAN Y EL SILENCIO QUE HOY ACORRALA A LA POLÍTICA ESPAÑOLA

Un relato oficial que se desmorona

La aparición de los mensajes intercambiados entre Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón el día de la DANA ha provocado algo más que un terremoto político: ha dinamitado el relato oficial que ambos dirigentes sostuvieron durante meses. Lo que se dijo públicamente no encaja con lo que se escribieron en privado. Y cuando la hemeroteca digital habla en forma de WhatsApp, las excusas dejan de servir.

Durante un año, se repitió una idea central: nadie sabía lo que estaba ocurriendo, no había constancia de muertos, el Gobierno central no había contactado. Hoy sabemos que esa versión es, como mínimo, incompleta. Y como máximo, falsa.

El mensaje clave: “Ya hay muertos”

A las 23:25 horas del día de la tragedia, Carlos Mazón escribe a Feijóo un mensaje que lo cambia todo: ya se están localizando muertos en Utiel y “va a haber más”. No es una suposición. No es una intuición. Es una afirmación directa, escrita mientras públicamente se sostenía que no había constancia de víctimas mortales hasta bien entrada la madrugada.

Ese mensaje rompe una de las columnas vertebrales del discurso posterior. Porque si el presidente de la Generalitat Valenciana sabía que había muertos antes de medianoche, ¿por qué aseguró semanas después que nadie sabía que la gente se estaba ahogando? ¿Por qué se insistió en que no hubo información fiable hasta las cinco de la mañana?

Feijóo entrega mensajes… pero no todos

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Feijóo ha remitido a la jueza los mensajes que recibió de Mazón, pero no los que él envió. Una decisión legal, sí. Pero políticamente explosiva. Porque colaborar con la justicia de forma selectiva siempre deja una sombra incómoda: ¿qué contienen los mensajes que no se han entregado?

La explicación oficial habla de transparencia y colaboración. Sin embargo, la ausencia de los mensajes enviados por el líder del PP impide reconstruir el contexto completo de la conversación. Se conocen las respuestas, pero no las preguntas. Y en política, lo que se pregunta es tan importante como lo que se responde.

La “comunicación constante” que nunca existió

Feijóo afirmó públicamente que Mazón le había informado “en tiempo real desde el día anterior”. Los mensajes desmienten esa frase. El primer contacto entre ambos se produce después de las ocho de la tarde, cuando la situación ya es crítica.

No hubo comunicación constante. Hubo mensajes tardíos, fragmentados y, sobre todo, posteriores a decisiones que ya no podían cambiar el curso de los acontecimientos. Reconocerlo ahora como un “error” no borra el impacto de haber construido un relato político sobre una afirmación que no se sostiene.

El Gobierno sí estaba disponible

Alberto Núñez Feijóo, the man who could not govern

Otra de las grandes contradicciones aparece cuando Mazón reconoce en privado que ha hablado con hasta cuatro miembros del Gobierno central, incluidos el presidente Pedro Sánchez y varios ministros clave. También admite que la UME estaba operativa y que el Ejecutivo había puesto a disposición todos los recursos necesarios.

Sin embargo, públicamente sostuvo lo contrario: que nadie había llamado, que nadie se había interesado, que estaba solo. Ambas versiones no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Y los mensajes inclinan la balanza hacia una verdad incómoda.

Mentiras en cascada

Mazón fía su futuro político a Vox mientras ningunea a las víctimas de la  DANA | Público

No se trata de una contradicción aislada. Es una secuencia. Primero, negar contactos. Luego, admitirlos en privado. Después, asegurar que no había muertos. Más tarde, reconocer que sí los había horas antes. Cada nueva revelación debilita la credibilidad del conjunto.

La pregunta ya no es si se mintió, sino por qué. ¿Para proteger una imagen política? ¿Para evitar responsabilidades? ¿Para ganar tiempo? Cuando hay víctimas mortales, ninguna de esas razones resulta aceptable.

El dinero de las donaciones: otra sombra

A la polémica de los mensajes se suma otro dato inquietante: los millones de euros donados por ciudadanos anónimos para ayudar a los afectados por la DANA. Más de doce millones recaudados, de los cuales una parte sustancial ha permanecido inmovilizada durante un año.

La Generalitat no aclaró ni los criterios ni los plazos de reparto. Solo reaccionó cuando la información se hizo pública. La opacidad en la gestión de esas donaciones añade una dimensión ética al escándalo político.

Las víctimas, en el centro… o fuera del foco

Mientras se cruzaban mensajes, declaraciones y desmentidos, las víctimas quedaban relegadas a un segundo plano. Familias que buscaban respuestas, ayuda inmediata y verdad. En lugar de eso, recibieron versiones cambiantes y silencios prolongados.

Cada contradicción no es solo un problema político. Es una herida abierta para quienes perdieron a alguien. Porque la gestión de una emergencia no se mide solo por los recursos desplegados, sino por la honestidad con la que se informa.

¿Y ahora qué?

Feijóo declarará ante la jueza como testigo. Lo hará de forma telemática. Mazón sigue acumulando explicaciones que no convencen. Y la opinión pública observa cómo el relato se descompone pieza a pieza.

Los WhatsApps han hablado. Y cuando lo hacen, ya no hay margen para el maquillaje. La DANA no solo arrasó pueblos y vidas. Ha arrasado también con una versión oficial que hoy ya no se sostiene.

Epílogo: cuando el archivo decide hablar

La política moderna tiene un enemigo implacable: la huella digital. Lo que se escribe queda. Y cuando llega el momento, vuelve. No como rumor, sino como prueba.

Los mensajes entre Feijóo y Mazón no son una anécdota. Son el espejo de una gestión, de una estrategia y de una forma de entender la responsabilidad pública. Y ese espejo devuelve una imagen que incomoda, que duele y que exige respuestas claras.

Porque en una tragedia, mentir no es solo un error. Es una traición a la verdad y a quienes ya no pueden pedirla.