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SÁNCHEZ, ENTRE OVACIONES Y DARDOS: RISAS A FEIJÓO, ATAQUES A AYUSO, DESPRECIO A VOX Y UN AVISO A LOS OBISPOS EN EL MITIN MÁS DESATADO DE LA CAMPAÑA

Pedro Sánchez compareció en Extremadura en uno de los actos más intensos, largos y políticamente cargados de toda la precampaña. Un mitin que no fue solo un llamamiento al voto, sino una demostración de fuerza, memoria histórica, confrontación ideológica y advertencia directa a sus adversarios políticos, mediáticos y religiosos.

Ovacionado por los suyos, el presidente del Gobierno se permitió ironizar, provocar y golpear sin disimulo a Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, Santiago Abascal y al presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello.

Desde el primer momento, el tono fue inequívoco. Sánchez se presentó como un dirigente cómodo en la confrontación, convencido de su relato y decidido a no replegarse ante la presión política, judicial o mediática.

“Hay una cosa en la que el señor Feijóo y yo coincidimos”, lanzó entre risas del público, “y es que ninguno de los dos quiere que Feijóo sea presidente del Gobierno”. La frase, celebrada con carcajadas y aplausos, marcó el inicio de un discurso en el que el líder socialista no se guardó nada.

Feijóo, Casado y la sombra de la corrupción

Sánchez no tardó en recuperar uno de los episodios más incómodos para el Partido Popular: la caída de Pablo Casado. Recordó que Feijóo llegó a la presidencia del PP tras la denuncia de Casado sobre la corrupción que rodeaba a Isabel Díaz Ayuso y la “connivencia” del actual líder popular.

“¿O es que olvidamos acaso que el señor Feijóo es presidente del Partido Popular porque Casado denunció la corrupción de la señora Ayuso?”, preguntó retóricamente, reforzando la idea de que el PP no ha roto con sus viejas prácticas, sino que simplemente ha cambiado de caras.

El mensaje fue claro: para Sánchez, la derecha no solo carece de proyecto alternativo, sino que arrastra una herencia que no ha querido ni sabido depurar.

En ese marco, ridiculizó la insistencia de Feijóo en pedir elecciones anticipadas, recordando que en 2019 y en 2023 ya reclamó adelantos electorales y “les pasó lo que les pasó”. “¿Alguien duda de qué van a pedir en 2027?”, ironizó.

El equipo de Casado desmiente a Feijóo y asegura que sí informó del acuerdo  sobre el CGPJ con el Gobierno

Ayuso, Guardiola y el modelo de comunidad

La presidenta madrileña tampoco escapó al discurso. Aunque el acto se centraba en Extremadura, Sánchez utilizó a Isabel Díaz Ayuso como símbolo de un modelo político que, según él, se repite en las comunidades gobernadas por el PP: recortes en servicios públicos, regalos fiscales a las élites y privatización encubierta de la sanidad y la educación.

 

“¿Qué es lo que hacen?”, preguntó. “Primero recortan la sanidad pública, aumentan las listas de espera y luego dicen que hay que derivar pacientes a la privada”.

Un modelo que, a su juicio, convierte a los ciudadanos en clientes y abre la puerta al negocio con dinero público. En contraposición, defendió una Extremadura “con pacientes y no clientes, con estudiantes y no clientes, con personas dependientes y no clientes”.

File:Isabel Díaz Ayuso (32822902447).jpg - Wikimedia Commons

El ‘señor a caballo’ y el dardo a Vox

Uno de los momentos más comentados llegó cuando Sánchez aludió, sin nombrarlo directamente, a Santiago Abascal. Lo hizo a través de una imagen cargada de sarcasmo:

“¿Visteis el otro día a un señor con capa, a caballo, espantando ovejas en la dehesa de Cornalbo?”. La escena, dijo, representaba una visión “vieja” y estereotipada de Extremadura, propia de quienes creen que la región sigue siendo un lugar para que “los señoritos vengan a pastorear ovejas”.

El remate fue aún más directo: “Si quiere venir a pastorear ovejas, que se apunte a la escuela de pastores y trabaje algo por alguna vez en su vida”. El público respondió con risas y aplausos, mientras Sánchez reforzaba su crítica a una ultraderecha que, según él, vive de símbolos vacíos y provocaciones sin ofrecer soluciones reales.

Abascal saca el caballo en la campaña extremeña mientras el PP denuncia que  Vox pone los carteles de su candidato sobre los de María Guardiola

Educación, memoria y Franco

El discurso viró entonces hacia uno de los ejes ideológicos centrales del PSOE: la educación y la memoria democrática. Sánchez defendió la recuperación de asignaturas como Educación para la Ciudadanía y reclamó políticas educativas “audaces” que enseñen la historia del tiempo presente.

“Para que España se acuerde de que con Franco no se vivía mejor”, afirmó con contundencia. “Aquello fue una dictadura, una masacre, un genocidio, y eso se enseña en las escuelas, no en TikTok”.

La frase, dura y directa, evidenció la voluntad del presidente de no suavizar el relato histórico ante las presiones revisionistas. Para Sánchez, la memoria no es un asunto del pasado, sino una herramienta política y pedagógica para el presente.

Feminismo y advertencia interna

Otro de los bloques más extensos del discurso estuvo dedicado a las mujeres. Sánchez reivindicó el papel de las mujeres socialistas en la construcción del país y alertó sobre los “lobbies interesados” que, según él, buscan borrar avances y expulsarlas de los espacios conquistados.

Pidió “mano dura” contra los acosadores, los puteros, los ladrones y los machistas, tanto fuera como dentro de las organizaciones. Defendió los protocolos antiacoso impulsados por el PSOE y aseguró que su partido actúa “con contundencia y transparencia” cuando se producen comportamientos inaceptables. “Que no nos tiemble la mano”, insistió.

El choque con la Conferencia Episcopal

Uno de los momentos políticamente más delicados fue su respuesta al presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, quien había planteado públicamente tres salidas a la situación política: moción de censura, moción de confianza o elecciones anticipadas. Sánchez replicó con firmeza: “Hay una cuarta opción: respetar el resultado electoral, aunque no te guste”.

Fue más allá al afirmar que “el tiempo en el que los obispos interferían en la política acabó cuando empezó la democracia”. Y remató con ironía: si el presidente de la Conferencia Episcopal quiere presentarse a unas elecciones, “ahí tiene a la asociación ultraderechista Abogados Cristianos”.

Gobernar en tiempos difíciles

Sánchez defendió con vehemencia la acción de su Gobierno en un contexto marcado por la pandemia, la crisis energética y las guerras en Ucrania y Gaza. “Menos mal que gobernamos nosotros”, repitió varias veces, recordando los ERTE, los fondos europeos, la solución ibérica y la defensa del derecho internacional humanitario.

Reivindicó los datos económicos: crecimiento del 2,9%, liderazgo en la zona euro, creación de empleo, reducción del déficit y revalorización de las pensiones sin comprometer la sostenibilidad del sistema. Para Sánchez, gobernar “merece la pena” porque “le renta a la mayoría social”.

Un cierre sin concesiones

El mitin concluyó con un llamamiento explícito al voto y una reafirmación ideológica. Sánchez se presentó como heredero de una tradición socialista que nunca lo tuvo fácil, desde Pablo Iglesias hasta las generaciones que lucharon por la democracia. “El socialista no es el que nunca cae”, dijo. “Es el que siempre se levanta”.

El acto dejó claro que el presidente no piensa moderar su discurso en la recta final de la campaña. Ovacionado, irónico y combativo, Sánchez optó por un mensaje sin matices, consciente de que la polarización ya no es un riesgo, sino el terreno en el que ha decidido librar la batalla política.