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UN “COJONUDO” ANTES DEL DILUVIO: CUANDO WHATSAPP, PODER Y SILENCIO SE CONVIRTIERON EN UNA CONDENA PARA 229 PERSONAS

Valencia, 29 de octubre de 2024.
Lo que debía quedar en la historia como una de las mayores tragedias naturales de la Comunitat Valenciana amenaza hoy con convertirse, también, en una de las mayores catástrofes políticas, judiciales y morales de la democracia autonómica.

Un año después de la DANA que dejó 229 muertos, una palabra se alza ahora como símbolo de una época, de un estilo de gestión y de una ausencia que hoy estremece a todo el país:

“Cojonudo.”

Esa fue la respuesta literal de Carlos Mazón, entonces presidente de la Generalitat Valenciana, cuando su propia consellera de Interior le advirtió, a primera hora de la tarde, de que la situación era crítica en Utiel, en la Ribera Alta, en el Barranco del Pollo y en el río Magro. Minutos después de ese mensaje, Mazón se fue a comer al restaurante El Ventorro. Y durante más de seis horas desapareció del centro de mando mientras Valencia se ahogaba.

Hoy, una cadena de mensajes de WhatsApp incorporados a la causa judicial actúa como una auténtica pistola humeante que pone en cuestión todas las versiones oficiales y abre la puerta a responsabilidades penales por omisión, negligencia grave e incluso homicidio imprudente.

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LA CRONOLOGÍA QUE LO CAMBIA TODO

⏰ 13:30 HORAS – LA ALERTA QUE NO FRENÓ LA COMIDA

A la una y media del mediodía, Salomé Pradas, entonces consellera de Interior y responsable directa de Emergencias, envía un mensaje clave al presidente:

“Estoy reunida con Pilar Bernabé. Lo que más me preocupa ahora es la Ribera Alta, el Barranco del Pollo y el río Magro. Hemos decretado alerta hidrológica. Hemos reforzado el 112. Hay bomberos forestales y el Consorcio a tope. También vamos a pedir precaución por temporal marítimo.”

La respuesta de Carlos Mazón es inmediata y demoledora por su simplicidad:

“Cojonudo.”

Un solo mensaje.
Una sola palabra.
En ese instante, miles de personas ya estaban en riesgo.

A las 13:34, Salomé Pradas vuelve a escribir:

“Se está complicando mucho en Utiel.”

Mazón no responde.
A las 14:00, se sienta a comer en El Ventorro.

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16:28 HORAS – “YA HAY UN MUERTO”

Uno de los datos más graves de los WhatsApps es el siguiente:

A las 16:28 de la tarde, Salomé Pradas informa por escrito de que:

“Ya hay un fallecido en Utiel.”

Este mensaje desmonta completamente el relato mantenido durante meses por el entorno de Mazón, que aseguró que no tuvieron constancia oficial de víctimas hasta la madrugada del día siguiente.

La realidad es otra:
✔ Sabían que había zonas críticas desde el mediodía.
✔ Sabían que la situación se estaba desbordando.
✔ Sabían que había rescates.
✔ Sabían que había al menos un muerto antes de las cinco.
✔ Y aun así, Mazón no apareció hasta las 20:28.

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EL JEFE DE GABINETE, EL PODER EN LA SOMBRA

Durante las horas más dramáticas, quien empieza a dictar órdenes no es el presidente ni la consellera, sino el jefe de gabinete de Mazón, José Manuel Cuenca, una persona sin competencias legales en la dirección de emergencias.

Frases recogidas en los mensajes:

“Salo, de confinar nada.”

“Por favor, calma.”

“Confinar una provincia es una barbaridad.”

Mientras tanto, Pradas insiste:

“Las cosas están muy, muy mal.”

“Hay desbordamientos por toda la provincia.”

“Tenemos ríos completamente fuera de control.”

Aquí nace uno de los núcleos penales del caso:
👉 una posible ruptura ilegal de la cadena de mando
👉 una posible invasión de competencias
👉 una posible denegación de auxilio

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EL SILENCIO DE SEIS HORAS

Entre las 14:00 y las 20:28, el rastro de Carlos Mazón se diluye entre:

una comida privada,

llamadas inconexas,

y un vacío de poder que hoy indigna a toda una comunidad.

La alerta masiva a la población no se envía hasta las 20:11.
El presidente no llega al CECOPI hasta las 20:28.

Cuando las cámaras de seguridad lo captan entrando bajo la lluvia en el centro de coordinación de La Eliana, Valencia ya está devastada.
Los muertos ya no se cuentan por unidades, sino por decenas… y después por centenas.

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DE TRAGEDIA NATURAL A ESCÁNDALO POLÍTICO

A partir de ese momento, la DANA deja de ser solo un desastre meteorológico. Empieza a ser, para millones de ciudadanos, un desastre político y moral.

Los tertulianos lo resumen con crudeza:

“Esto no es solo incompetencia: es frivolidad criminal.”

“Esto no es torpeza: es abandono.”

“Esto ya no es un error: es una omisión que mata.”

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EL “COJONUDO” COMO SÍMBOLO DE UNA ÉPOCA

Nunca una palabra tan breve había tenido un impacto tan devastador.

“Cojonudo” se ha convertido en:

el titular más repetido,

el meme más indignado,

la consigna de las protestas,

el resumen de una gestión que muchos califican de irresponsable, cínica y desconectada de la realidad.

Para las víctimas, no es una palabra:

Es un puñal.

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229 FAMILIAS FRENTE A UN MURO DE PODER

Detrás de cada cifra hay un nombre.
Detrás de cada expediente hay una vida arrancada.
Detrás de cada WhatsApp hay un silencio administrativo que hoy pesa como una losa.

Madres, padres, hijos, abuelos.
Casas arrasadas.
Coches apilados.
Personas atrapadas en bajos sin que nadie llegara a tiempo.

Y una pregunta que se repite en cada homenaje:

¿Por qué nadie actuó cuando todavía se podía salvar a tanta gente?

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LAS CONSECUENCIAS PENALES YA ASOMAN

Juristas consultados señalan posibles delitos:

Homicidio imprudente por omisión.

Denegación de auxilio.

Prevaricación por invasión de competencias.

Responsabilidad en la ruptura de la cadena de mando.

Carlos Mazón mantiene hoy su escaño.
La condición de aforado actúa como su último blindaje.
Pero los WhatsApps estrechan el cerco.

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EL NUEVO RELATO DE LA GENERALITAT NO CONVENCE

Desde el actual gobierno autonómico se insiste en:

“Faltó previsión en todas las administraciones.”

“No estábamos preparados.”

“Se han asumido responsabilidades.”

Pero la calle no compra ese relato.
Porque los mensajes demuestran que sí había información, sí había avisos, sí había tiempo para actuar… y no se actuó.

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CUANDO EL PODER FALLA, LA HISTORIA NO OLVIDA

La DANA de 2024 no solo arrasó pueblos.
Arrasó la confianza institucional.
Arrasó la credibilidad de quienes debían proteger.

Y ahora, un año después, los WhatsApps vuelven a abrir la herida.

No son simples mensajes:
son pruebas, cronologías, advertencias ignoradas, decisiones no tomadas y silencios que hoy suenan a gritos.

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UN FINAL QUE TODAVÍA NO HA LLEGADO

La instrucción judicial avanza.
Las declaraciones se acumulan.
Las contradicciones crecen.

Pero para las 229 familias, la sentencia ya existe:

alguien sabía, alguien pudo actuar… y alguien no lo hizo.

Y todo empezó con un mensaje de cinco letras:

“Cojonudo.”