Sánchez replica a Ayuso tras sus polémicas declaraciones sobre ETA: “Ya no tiene límites”.

 

 

 

El presidente del Gobierno ha criticado las afirmaciones de la presidenta madrileña sobre la banda terrorista y señala que todo el PP comparte el mismo discurso.

 

 

 

 

 

 

Madrid, diciembre de 2025. La política española vuelve a girar en torno a la memoria de ETA y su instrumentalización en el discurso público, tras las polémicas declaraciones de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante la manifestación convocada por el Partido Popular el pasado domingo en Madrid. Ayuso, en un tono desafiante y provocador, afirmó que “ETA está preparando un asalto al País Vasco y Navarra, mientras sostiene a Pedro Sánchez”, una frase que ha generado una ola de indignación en todo el espectro político y social.

 

 

 

 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha respondido con contundencia en una entrevista en Rac1, señalando que lo “grave” no es solo que Ayuso pronuncie estas palabras, sino que todo el Partido Popular, incluido su líder Alberto Núñez Feijóo, “estén en estas mismas coordenadas”.

 

 

Para Sánchez, la derecha española está “absolutamente colapsada por la emergencia de otra derecha a la que ha copiado sus formas y el contenido de sus discursos”, en clara referencia a la influencia de Vox en la estrategia comunicativa del PP.

 

 

 

Sánchez ha subrayado que este tipo de manifestaciones permiten “conocer la realidad según la derecha”, ironizando sobre la narrativa que presenta a España como una dictadura y a ETA como una amenaza latente, lista para asaltar el País Vasco y Navarra.

 

 

El presidente ha lamentado que el Partido Popular haya adoptado el discurso de la extrema derecha, alimentando la confrontación y el miedo en lugar de ofrecer propuestas constructivas para los problemas reales de la ciudadanía.

 

 

 

Las declaraciones de Ayuso han sido interpretadas como una demostración de fuerza y una protesta contra el Gobierno de Sánchez, en un acto celebrado en el Templo de Debod de Madrid.

 

 

Ante miles de manifestantes, la presidenta madrileña vinculó la estabilidad parlamentaria del Gobierno con la supuesta influencia de antiguos miembros del entorno de ETA en la política actual de Euskadi y Navarra.

 

 

“Hay que tener poca vergüenza y poca dignidad para salir todos los días a mentirnos a la cara como si los españoles fueran idiotas”, declaró Ayuso, acusando al Gobierno de “blanquear” a EH Bildu y de sustentarse sobre “la peor trama de corrupción que puede haber”.

 

 

 

La reacción de Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu, no se ha hecho esperar. En declaraciones a Europa Press, Otegi ha recordado que “ETA desapareció hace ya mucho tiempo” y ha defendido que Ayuso “no sabe hacer política sin ETA”.

 

 

El líder abertzale ha insistido en que su formación política está en las instituciones por el respaldo democrático de los votantes, y no por ninguna connivencia con la banda terrorista, que se disolvió oficialmente en 2018.

 

 

 

Otegi ha lamentado el uso recurrente de ETA en el discurso de la derecha, denunciando la “profunda ignorancia” y la “mala fe” de quienes intentan vincular la actualidad política vasca con la amenaza terrorista.

 

 

Para EH Bildu, la estrategia de seducción democrática y el trabajo institucional son la única vía para avanzar en la convivencia y el respeto a la pluralidad en Euskadi y Navarra.

 

 

Hasta el momento, desde el Partido Popular no se han introducido matizaciones públicas sobre las declaraciones de Ayuso, aunque las afirmaciones se han difundido rápidamente en redes sociales y en medios nacionales.

 

 

El silencio del PP refuerza la percepción de que el discurso sobre ETA se ha convertido en una herramienta política compartida por todo el partido, utilizada para atacar al Gobierno y movilizar a su base electoral.

 

 

 

La repercusión mediática ha sido inmediata, con numerosos analistas y comentaristas denunciando la irresponsabilidad de vincular la estabilidad institucional y la gobernabilidad de España con la amenaza de una organización terrorista extinta.

 

 

La instrumentalización de ETA en el debate público ha sido criticada por asociaciones de víctimas, colectivos sociales y representantes políticos de todos los ámbitos.

 

 

El análisis político apunta a que el Partido Popular, bajo la presión de Vox y la competencia por el electorado de derechas, ha adoptado una estrategia de confrontación y polarización, recurriendo a la memoria de ETA y a la denuncia de supuestas amenazas a la democracia.

 

 

Este giro discursivo, que replica las formas y el contenido de la extrema derecha, busca movilizar a los sectores más radicales y desviar la atención de los problemas estructurales, como la vivienda, la sanidad y la educación.

 

 

 

Sánchez ha denunciado que la oposición está “colapsada” y que su único recurso es la agitación del miedo y la construcción de enemigos imaginarios.

 

 

El presidente ha llamado a la responsabilidad política y al respeto por la verdad, recordando que la democracia española se basa en el pluralismo, la convivencia y la superación de los fantasmas del pasado.

 

 

Las declaraciones de Ayuso y la reacción de Sánchez reflejan la profunda polarización que atraviesa la sociedad española.

 

 

El uso de ETA como arma política no solo alimenta la confrontación, sino que dificulta el avance hacia una convivencia basada en el respeto, la memoria y la reparación de todas las víctimas.

 

 

Asociaciones de víctimas del terrorismo han reclamado en repetidas ocasiones que se deje de utilizar la memoria de ETA para fines partidistas, denunciando la revictimización y el dolor que supone escuchar el nombre de la banda en el debate político.

 

 

 

El impacto social de este tipo de discursos es evidente: la ciudadanía reclama propuestas concretas para los problemas reales, mientras la política se enreda en la confrontación y la denuncia de supuestas amenazas inexistentes.

 

 

La exigencia de responsabilidad y de altura de miras es cada vez mayor, especialmente en un momento de crisis institucional y de desconfianza hacia las élites políticas.

 

 

El debate sobre la memoria de ETA y su uso en el discurso político plantea preguntas de fondo sobre el futuro de la democracia española.

 

 

 

¿Es posible avanzar hacia una convivencia plural y respetuosa mientras se recurre a la instrumentalización del pasado? ¿Qué papel deben jugar las instituciones, los partidos y la sociedad civil en la construcción de una memoria democrática que garantice el respeto y la reparación de todas las víctimas?

 

 

Pedro Sánchez ha apostado por la defensa de la democracia y la superación de los discursos de odio y confrontación.

 

 

El presidente ha llamado a la unidad y al compromiso con los valores constitucionales, recordando que España es una sociedad plural y diversa, capaz de superar los retos del pasado y construir un futuro basado en el respeto y la justicia.

 

 

La respuesta de Sánchez a las declaraciones de Ayuso marca un nuevo capítulo en la batalla por el relato político en España.

 

 

El presidente denuncia la falta de límites en el discurso de la derecha y la adopción de estrategias propias de la extrema derecha, mientras la presidenta madrileña insiste en vincular la gobernabilidad con la amenaza de ETA.

 

 

El reto para la política española es avanzar hacia una convivencia basada en el respeto, la memoria y la responsabilidad, dejando atrás la instrumentalización del pasado y apostando por propuestas concretas para los problemas reales.

 

 

La exigencia de responsabilidad y de altura de miras es más necesaria que nunca, en un momento de crisis institucional y de polarización social.