La juez de la DANA deniega la declaración de Rufián en el juzgado y arremete contra la conspiracionista que lo pidió.

 

 

 

La juez asevera que la copia del momento en que Rufián entregó a Pradas la cuerda “no aporta nada a la instrucción de la causa, ni a la investigación del fallecimiento de Hui”.

 

 

 

 

 

 

La trágica muerte de la pequeña Hui durante la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) sigue siendo objeto de atención mediática y judicial en España, pero la magistrada encargada del caso, Nuria Ruiz Tobarra, ha puesto fin de manera contundente a los intentos de instrumentalizar el dolor de la familia y de convertir la investigación en un espectáculo conspirativo.

 

 

 

En un auto firme y detallado, la jueza ha rechazado todas y cada una de las peticiones presentadas por Yolanda Garrido Ramos, conocida por sus teorías conspirativas, quien pretendía vincular el fallecimiento de Hui a supuestos intereses ocultos y a la intervención de figuras públicas como el diputado Gabriel Rufián.

 

 

 

La solicitud de Garrido, quien aseguraba que la DANA fue provocada por “masones”, “altos cargos”, “gente satánica” y el “poder oscuro”, buscaba que se citara como testigo al diputado de ERC, Gabriel Rufián, para que explicara cómo, cuándo y quién le entregó la cuerda de la pequeña Hui.

 

 

 

Además, exigía la copia íntegra de la declaración de Salomé Pradas ante la Comisión del Congreso, con el objetivo de analizar el momento en que Rufián intentó entregar el trozo de cuerda a Pradas.

 

 

Sin embargo, la jueza Ruiz Tobarra ha sido clara: ninguna de estas peticiones aporta nada relevante para la instrucción del caso ni para esclarecer las circunstancias del fallecimiento de la menor.

 

 

 

En su auto, al que ha tenido acceso ElPlural.com, la magistrada explica que la solicitud de copia íntegra de la declaración de Salomé Pradas ya fue descartada en fases previas del proceso.

 

 

La jueza argumenta que la entrega del trozo de cuerda por parte de Rufián a la compareciente Pradas no tiene relevancia probatoria, ni sirve para aclarar cómo ocurrió la tragedia que costó la vida a Hui.

 

 

“Dicha copia no aporta nada a la instrucción de la causa, ni a la investigación del fallecimiento de Hui.

 

 

La representación de Yolanda Garrido no puede actuar en defensa de los intereses de los padres de Hui Sun. Los padres ya tienen quien los defienda como acusación particular”, señala la magistrada.

 

 

Respecto a la petición de declaración como testigo de Gabriel Rufián, la jueza es aún más tajante.

 

 

Garrido llega a insinuar que el diputado podría haber cometido un delito, pero la magistrada desmonta esta hipótesis de manera rotunda: “Ni se afirma por la representación de Yolanda Garrido Rosa, ni se conoce qué delito habría cometido el Sr. Rufián, ni qué relación tendría con la investigación objeto de la causa”.

 

 

Así, la jueza deja claro que no existe ningún indicio que justifique la citación del diputado, ni relación directa o indirecta entre su actuación y los hechos investigados.

 

 

 

Más allá de las cuestiones formales y jurídicas, el auto de la jueza Ruiz Tobarra destaca por su sensibilidad y respeto hacia la familia de Hui y el dolor que han sufrido.

 

 

La resolución judicial recoge de manera explícita las circunstancias del fallecimiento de la menor, que son ampliamente conocidas: Hui, de 11 años de edad y de nacionalidad china, fue arrastrada por el torrente de agua durante la DANA.

 

 

Su hermano menor, de 4 años, logró salvarse, así como su hermana mayor de 16 años, que no estaba presente en el momento de la tragedia.

 

 

Los padres de Hui, Xiao Li y Lihu, presenciaron los hechos y el padre se lanzó al agua para intentar rescatar a su hija.

 

 

La jueza subraya que los padres ya han comparecido ante el juzgado y no necesitan volver a declarar ni clarificar lo sucedido.

 

 

 

“Ni la madre de Hui, Xiao Li, ni su padre, Lihu, necesitan que se les cite otra vez, ya vinieron al Juzgado. Tampoco precisan clarificar lo sucedido.

 

 

Los padres fueron testigos de cómo el torrente de agua arrastraba a Hui. Su padre se lanzó a salvarla.

 

 

Ni que se les reitere un ofrecimiento de acciones ya realizado.

 

 

Tampoco deben explicar, ni su familia ni el Sr. Gabriel Rufián, por qué dicho trozo de cuerda se encontraba en poder de dicho diputado.

 

 

Están en su perfecto derecho de entregárselo a quien estimen pertinente”, prosigue el auto.

 

 

El documento judicial también aclara que el trozo de cuerda no constituye prueba alguna del fallecimiento de Hui, ya que su cuerpo fue encontrado y las circunstancias de su muerte están suficientemente acreditadas.

 

 

La jueza recuerda que la tragedia fue narrada no solo por la familia, sino también por una testigo clave, Verónica Vicent, quien resultó lesionada y relató los hechos tanto ante el juzgado como en la comisión del Congreso.

 

 

“Las circunstancias en las que murió fueron ya narradas, no solo por su familia, sino por una testigo, Verónica Vicent, quien resultó lesionada.

 

 

Pese a todos sus esfuerzos, no pudo salvarla. Dicha testigo y perjudicada lo relató ante este Juzgado y en la comisión del Congreso.

 

 

Los padres no es que no necesiten volver a declarar. Es que no deben.

 

 

No hace falta apelar al Estatuto de la Víctima para saber que es absolutamente perjudicial volver a relatar en sede judicial y de manera injustificada lo sucedido.

 

 

Tampoco hace falta citarlos para preguntarles qué información recibieron antes y durante la DANA, porque la respuesta es sencilla. ¿Para salvar la vida de su hija? Ninguna”.

 

 

El auto de la jueza Ruiz Tobarra es, en definitiva, un alegato contra la instrumentalización del dolor ajeno y contra las teorías conspirativas que solo buscan generar confusión y notoriedad mediática.

 

 

La magistrada protege a la familia de Hui de un sufrimiento innecesario y marca un límite claro ante los intentos de desviar la investigación hacia hipótesis sin fundamento.

 

 

Con esta resolución, la jueza reafirma el compromiso de la justicia de centrarse en los hechos probados y en la protección de las víctimas, evitando que el proceso judicial se convierta en un escenario para la difusión de teorías infundadas y acusaciones sin base.

 

 

 

La tragedia de Hui ha conmovido a la sociedad española, y su familia merece respeto, privacidad y justicia.

 

 

La jueza Ruiz Tobarra lo entiende así y lo deja claro en su auto: no es necesario revivir el dolor ni someter a la familia a nuevas declaraciones injustificadas.

 

 

La investigación debe centrarse en esclarecer los hechos, no en alimentar la especulación.

 

 

El auto judicial es un ejemplo de cómo la justicia puede y debe actuar con rigor, humanidad y sentido común ante situaciones de especial sensibilidad.

 

 

En tiempos donde las redes sociales y ciertos sectores mediáticos alimentan teorías conspirativas y buscan convertir cualquier tragedia en un espectáculo, la actuación de la magistrada Ruiz Tobarra pone de manifiesto la importancia de la responsabilidad institucional y del respeto a las víctimas.

 

 

La resolución judicial no solo protege a la familia de Hui, sino que también envía un mensaje claro: la justicia no se deja influir por presiones externas ni por narrativas que buscan notoriedad a costa del sufrimiento ajeno.

 

La muerte de Hui fue una tragedia marcada por las circunstancias extremas de la DANA, y así debe ser reconocida.

 

 

Las teorías conspirativas, los intentos de vincular a figuras públicas sin fundamento y las peticiones de pruebas irrelevantes no contribuyen a la búsqueda de la verdad ni al consuelo de quienes han sufrido la pérdida.

 

 

La jueza Ruiz Tobarra, con su auto, recuerda que el objetivo de la justicia es esclarecer los hechos, proteger a las víctimas y evitar su revictimización.

 

 

La resolución judicial sobre el caso de Hui marca un precedente importante en la lucha contra la instrumentalización del dolor y contra la proliferación de teorías conspirativas en los procesos judiciales.

 

 

La magistrada ha actuado con firmeza y sensibilidad, demostrando que el respeto a las víctimas y el rigor en la investigación deben estar por encima de cualquier interés mediático o personal.

 

 

Así, la familia de Hui puede continuar su duelo sin la presión de una investigación injustificada y sin tener que revivir una y otra vez el sufrimiento de aquella fatídica jornada.

 

 

La justicia, en este caso, ha actuado como debía: protegiendo a los más vulnerables y poniendo freno a quienes pretenden convertir una tragedia en un espectáculo.