Nacho Duato le otorga la “medalla de las tres ‘P’” a Isabel Díaz Ayuso: “Pija, patética, pepera”.

 

 

 

El bailarín se quejaba de que Ayuso “se está siempre metiendo con el Gobierno en lugar de arreglar los problemas que tiene en su comunidad”.

 

 

 

 

 

Nacho Duato en ‘Late Xou’.

 

 

En la España actual, donde el debate político se entrelaza con la cultura popular y los rostros mediáticos adquieren protagonismo en la conversación pública, las palabras de Nacho Duato resuenan con una fuerza poco habitual.

 

 

Bailarín, coreógrafo y figura internacional del arte, Duato ha demostrado a lo largo de su carrera que el compromiso social no es solo una cuestión de escenario, sino también de conciencia.

 

 

Su última intervención, viralizada en redes sociales y recogida por los principales medios, ha puesto en el centro del debate a Isabel Díaz Ayuso y Carlos Mazón, líderes políticos que, según Duato, representan un modelo de gestión y discurso que merece ser cuestionado desde la ciudadanía.

 

 

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no es ajena a la polémica ni al enfrentamiento directo con el Gobierno central. Sus declaraciones sobre la supuesta intromisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez en la vida de los ciudadanos, llegando a afirmar que “se mete en nuestras cabezas hasta las últimas consecuencias”, han generado una ola de reacciones tanto en la esfera política como en la sociedad civil.

 

 

 

Ayuso se pregunta en público: “Si no tenemos libertad de conciencia, ¿qué nos queda?”, situando la defensa de la libertad individual en el centro de su discurso.

 

 

Sin embargo, para Nacho Duato, este tipo de intervenciones no son más que una estrategia para desviar la atención de los problemas reales que afectan a la Comunidad de Madrid.

 

 

En un vídeo publicado en sus redes sociales, el bailarín se muestra tajante: “Ahora dice la señora Ayuso que el Gobierno se nos ha metido en las cabezas, que nos dictamina lo que tenemos que hacer y decir, qué podemos y no podemos hacer, que está en contra de nuestras libertades. Realmente está enloquecida”.

 

 

Duato no se limita a la crítica política, sino que recurre a la ironía y la metáfora para subrayar su punto de vista: “Cuando usted se mete con él es como un chihuahua que levanta la pata para mear en la catedral de Notre Dame”.

 

 

 

Pero la frase que ha marcado el debate es su propuesta de otorgar a Ayuso la “medalla de las tres P”: “pija, patética, pepera”. Más allá del tono mordaz, la expresión encierra una reflexión sobre la percepción pública de los líderes políticos y su desconexión con la realidad social.

 

 

 

Duato cuestiona la insistencia de Ayuso en atacar al Gobierno central en lugar de centrarse en los problemas concretos de su comunidad: “¿Por qué se está siempre metiendo con el Gobierno en lugar de arreglar los problemas que tiene en su comunidad? Que son muchos”.

 

 

La intervención de Nacho Duato no es un hecho aislado. El bailarín ha sido durante años una voz incómoda para el poder, especialmente en Madrid, donde sus opiniones le han costado el veto en más de una ocasión.

 

 

Su capacidad para combinar el arte con la denuncia política le ha convertido en referente para quienes defienden una cultura comprometida, capaz de interpelar a los líderes y de movilizar a la sociedad.

 

 

En el programa ‘Late Xou’, presentado por Marc Giró, Duato ha vuelto a demostrar que el escenario no es el único lugar donde se puede ejercer la crítica.

 

 

Su diálogo con Giró, en el que repasa los acontecimientos recientes en Valencia y la gestión de Carlos Mazón, expone una visión profundamente ética y humana de la política.

 

 

“Yo nací en 1957, en el año de la riada. Ahora está precioso el Turia, ¿no? Querían hacer una autopista, imagínate”, comenta Duato, recordando los cambios urbanos y las decisiones que marcan el destino de las ciudades.

 

 

El expresent de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha sido otro de los protagonistas de la crítica de Duato.

 

 

Tras su comparecencia en la comisión de investigación de la DANA en Les Corts, Mazón se ha enfrentado a una oleada de cuestionamientos sobre su gestión y responsabilidad en la tragedia. Duato no se anda con rodeos: “Pues como lo está viviendo todo el mundo.

 

 

Con asombro. Cómo este señor tiene esa caradura de seguir en el puesto, ha dimitido de esa forma.

 

Yo creo que está mal de la cabeza, habría que internarlo en un manicomio”.

 

 

Más allá de la contundencia de sus palabras, Duato pone el foco en la falta de empatía y la ausencia de autocrítica por parte de Mazón.

 

 

“A mí me descubren tanta mentira y yo me meto debajo de la mesa y no salgo en mi vida, me voy del país”, afirma, subrayando la gravedad de los hechos y la necesidad de asumir las consecuencias.

 

 

La referencia al elevado número de fallecidos en el temporal, “229, la mayoría por su culpa”, añade una dimensión moral que trasciende la política y apela a la responsabilidad personal.

 

 

La figura de Nacho Duato encarna el dilema al que se enfrentan muchos creadores en España: ¿hasta dónde puede llegar la crítica sin sufrir represalias? El bailarín ha denunciado en varias ocasiones el veto que ha sufrido en Madrid por sus opiniones sobre Ayuso y el Ejecutivo regional.

 

 

Esta censura, que se extiende más allá del ámbito artístico, plantea preguntas sobre la libertad de expresión y el papel de la cultura como espacio de resistencia.

 

 

En un país donde la polarización política ha alcanzado niveles preocupantes y el debate público se ha convertido en campo de batalla, la intervención de figuras como Duato recuerda la importancia de mantener espacios de diálogo y de confrontación de ideas.

 

 

El arte, lejos de ser neutral, es una herramienta poderosa para cuestionar el statu quo y para exigir responsabilidades a quienes ostentan el poder.

 

 

Las palabras de Nacho Duato no han pasado desapercibidas. Los medios de comunicación han recogido sus declaraciones, generando un intenso debate en redes sociales y en la opinión pública.

 

 

Para algunos, la “medalla de las tres P” es un insulto gratuito, una muestra de crispación que contribuye a la polarización.

 

 

Para otros, es una forma legítima de denunciar la desconexión de los líderes políticos con la realidad social y de exigir una gestión más humana y responsable.

 

 

El caso de Ayuso y Mazón ejemplifica el desafío al que se enfrenta la política española: recuperar la confianza de los ciudadanos y responder a sus necesidades concretas, más allá de los discursos ideológicos y las confrontaciones partidistas.

 

 

La cultura, en este contexto, puede ser un aliado fundamental para fomentar el debate, la reflexión y la participación activa.

 

 

La insistencia de Isabel Díaz Ayuso en atacar al Gobierno central, según Duato, es una estrategia para eludir la responsabilidad sobre los problemas de Madrid: la sanidad pública, la vivienda, la desigualdad y la exclusión social.

 

 

La presidenta, convertida en símbolo de la derecha madrileña, ha construido su imagen sobre la defensa de la libertad individual y la oposición frontal al Ejecutivo de Sánchez.

 

 

Sin embargo, la crítica de Duato revela una realidad paralela: la gestión cotidiana de la comunidad y las carencias que afectan a miles de ciudadanos.

 

 

En Valencia, la gestión de la DANA y la tragedia de los fallecidos han puesto en evidencia las limitaciones de la política regional y la necesidad de asumir responsabilidades.

 

 

Duato, nacido en la ciudad y testigo de sus transformaciones, no duda en señalar la falta de empatía y la “caradura” de Mazón, que se aferra al cargo a pesar de la gravedad de los hechos.

 

 

La intervención de Nacho Duato invita a reflexionar sobre el papel de la democracia y la necesidad de voces críticas que cuestionen el poder. La cultura, el arte y la opinión pública son espacios fundamentales para mantener vivo el debate y para exigir transparencia, responsabilidad y empatía a los líderes políticos.

 

 

La “medalla de las tres P”, lejos de ser un simple insulto, es una llamada de atención sobre la deriva de la política española y la importancia de recuperar el sentido común y el compromiso social.

 

 

La ciudadanía, por su parte, tiene el reto de participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y plural.

 

 

El debate sobre Ayuso y Mazón, impulsado por Duato, es una oportunidad para repensar el modelo de gestión, la relación entre política y cultura y el papel de los líderes en la vida cotidiana de los ciudadanos.

 

 

En tiempos de polarización y de crispación, la voz de Nacho Duato resuena como un recordatorio de que la crítica política puede ser profunda, mordaz y necesaria.

 

 

La “medalla de las tres P” otorga a Ayuso un lugar en el imaginario público, pero también abre la puerta a una reflexión sobre la gestión, la empatía y la responsabilidad.

 

 

La denuncia de Mazón y la tragedia de la DANA subrayan la importancia de asumir las consecuencias y de poner la vida de los ciudadanos en el centro de la acción política.

 

 

El arte y la cultura, lejos de ser meros espectadores, son protagonistas del cambio social.

 

 

La censura, el veto y la represión no pueden silenciar las voces que exigen justicia y dignidad.

 

 

La democracia necesita espacios de debate, de confrontación y de construcción colectiva.