Nacho Cano dice qué es lo que pasaría en España si Ayuso fuera presidenta del Gobierno y va a dar mucho que hablar.

 

 

 

“A Ayuso hay que verla por cómo está Madrid”.

 

 

 

 

 

 

En el panorama cultural y político español, pocos personajes han conseguido aunar el reconocimiento artístico y la polémica pública como Nacho Cano.

 

 

Compositor, productor musical, empresario y miembro histórico de Mecano, Cano lleva años siendo una voz incómoda y directa, no solo en el mundo de la música, sino también en el debate social y político. Su reciente entrevista en El Mundo, en la que reflexiona sobre su trayectoria, su relación con la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y su visión crítica sobre el Gobierno de Pedro Sánchez, ha vuelto a situarlo en el centro de la conversación nacional.

 

 

 

El relato de Nacho Cano es el de un artista que se ha visto obligado a abandonar el espacio natural de la creación musical para defenderse públicamente de lo que considera una persecución política y mediática.

 

 

Cano no oculta su malestar: “Estos degenerados y sinvergüenzas me han sacado de lo que yo soy: un artista”, afirma con rotundidad.

 

 

La exposición mediática, lejos de ser una elección, ha sido una respuesta necesaria ante los ataques y la presión que, según él, han intentado silenciar su voz y la de muchos otros profesionales.

 

 

El productor insiste en que su actitud no es beligerante por naturaleza, sino reactiva.

 

 

“Yo no voy nunca a por nadie, pero si vienes a por mí, me tengo que defender, porque defendiéndome a mí defiendo a todos los que están conmigo, que son muchos”, sostiene.

 

 

 

En su discurso, Cano denuncia el funcionamiento de lo que llama “el chiringuito” del poder, una estructura que, a su juicio, excluye y castiga a quienes no se alinean con el relato oficial.

 

 

“Hay mucha gente a la que estos sinvergüenzas despreciables les tumban y les dejan sin trabajo”, lamenta, apuntando a un sistema de favores y exclusiones que trasciende la política y afecta directamente al tejido cultural y profesional del país.

 

 

 

La defensa de Isabel Díaz Ayuso es uno de los ejes centrales de la entrevista. Cano no solo reconoce su apoyo a la presidenta madrileña, sino que lo justifica desde una perspectiva de resultados y gestión.

 

 

“A la presidenta madrileña le doy las gracias y, por supuesto, la apoyo”, declara, antes de imaginar un escenario nacional bajo el liderazgo de Ayuso.

 

 

“Si Ayuso gobernara este país, nos poníamos número uno de todos los lados porque tiene una inteligencia y una energía…

 

 

A la gente hay que mirarla por los resultados”, afirma, subrayando la importancia de juzgar a los líderes por sus logros y no por cuestiones superficiales o ideológicas.

 

 

El músico reivindica la meritocracia y el reconocimiento basado en el trabajo y el talento.

 

 

“A mí me tienes que valorar por mis canciones y, si no te gusta mi peinado o cómo pienso, me importa tres pepinos”, sentencia.

 

 

Para Cano, el éxito de Ayuso en Madrid es la mejor carta de presentación: “Ayuso ha salido por votos populares y tiene Madrid arriba”.

 

 

La gestión de la presidenta, marcada por su capacidad para conectar con el electorado y mantener la ciudad en niveles de crecimiento y dinamismo, es, a juicio de Cano, el modelo que debería inspirar la política nacional.

 

 

 

La crítica a Pedro Sánchez es igualmente contundente. Nacho Cano acusa al presidente del Gobierno de haber llegado al poder sin respaldo popular efectivo y de haber “destrozado” el país.

 

 

“No le ha votado nadie, ha destrozado este país y nos ha enemistado a todos”, denuncia, en referencia a la fragmentación social, la polarización y el deterioro institucional que, según él, han marcado el mandato de Sánchez.

 

 

Cano va más allá y acusa al Gobierno de mantener una “cobertura de la banda criminal que son”, una afirmación que refleja el clima de desconfianza y confrontación que domina la política española actual.

 

 

El contexto en el que Nacho Cano realiza estas declaraciones es especialmente relevante.

 

 

España vive una etapa de máxima tensión política, con escándalos de corrupción, investigaciones judiciales y una polarización social que ha alcanzado niveles inéditos.

 

 

La gestión del Gobierno, la relación con los medios de comunicación y el papel de la cultura en la construcción del relato público son cuestiones que se entrecruzan en el discurso del artista.

 

 

 

Cano ha sido protagonista de varias polémicas en los últimos años, especialmente tras el conocido “caso Malinche”, que lo llevó ante los tribunales y lo situó en el centro de la controversia mediática.

 

 

El productor ha denunciado en repetidas ocasiones haber sido víctima de una persecución política y judicial, y ha convertido su defensa pública en un alegato contra la manipulación informativa y el uso partidista de las instituciones.

 

 

 

La figura de Isabel Díaz Ayuso, por su parte, se ha consolidado como uno de los referentes de la política española.

 

 

Su gestión al frente de la Comunidad de Madrid, caracterizada por la defensa de la libertad individual, la promoción de la actividad económica y una comunicación directa con los ciudadanos, ha generado apoyos y críticas a partes iguales.

 

 

Ayuso ha sabido capitalizar el descontento de amplios sectores sociales frente a las restricciones y las políticas centralizadoras del Gobierno, convirtiéndose en símbolo de resistencia y alternativa.

 

 

 

El apoyo de Nacho Cano a Ayuso no es solo personal, sino también ideológico y estratégico.

 

 

El artista ve en la presidenta madrileña la posibilidad de un cambio de ciclo político, basado en la eficiencia, la transparencia y la cercanía con los ciudadanos.

 

 

Cano reivindica la necesidad de valorar a los líderes por sus resultados y de superar las divisiones partidistas que, a su juicio, han paralizado el país y han impedido su desarrollo.

 

 

La crítica al modelo de Sánchez se articula en torno a la falta de legitimidad y la gestión deficiente.

 

 

Cano denuncia el uso de pactos parlamentarios y alianzas políticas para mantener el poder, en detrimento de la voluntad popular y la cohesión nacional.

 

 

El compositor acusa al presidente de haber promovido un clima de enfrentamiento y exclusión, en el que la cultura y la sociedad civil han sido víctimas de la instrumentalización política.

 

 

La visión de Nacho Cano sobre la cultura es especialmente significativa.

 

 

El artista lamenta que el sector haya sido colonizado por intereses partidistas y que los profesionales independientes hayan sido marginados por no someterse a las reglas del “chiringuito”.

 

 

 

Cano defiende la autonomía de la creación artística y la necesidad de proteger a los creadores frente a la presión política y mediática.

 

 

Para él, la cultura debe ser un espacio de libertad y pluralidad, donde el talento y el trabajo sean los únicos criterios de valoración.

 

 

La entrevista en El Mundo se convierte así en un manifiesto de resistencia y reivindicación.

 

 

Nacho Cano no solo defiende su trayectoria y su derecho a expresarse libremente, sino que también plantea una reflexión profunda sobre el estado de la democracia, la cultura y la política en España.

 

 

Su apoyo a Ayuso, su crítica a Sánchez y su denuncia de la manipulación y la exclusión son elementos que configuran un discurso de ruptura y renovación.

 

 

En un momento en que la sociedad española reclama transparencia, justicia y eficacia, la voz de Nacho Cano resuena como un eco de la indignación y la esperanza.

 

 

 

El artista encarna la demanda de un cambio real, basado en la meritocracia, el respeto a la libertad individual y la defensa de los valores democráticos.

 

 

Su apuesta por Ayuso y su rechazo al modelo de Sánchez son la expresión de una convicción profunda: España necesita líderes capaces de unir, de gestionar con eficiencia y de devolver la confianza a los ciudadanos.

 

 

 

La historia de Nacho Cano es la de un artista que ha decidido no callar, que ha asumido el coste de la exposición pública y que ha convertido su defensa personal en una causa colectiva.

 

 

Su testimonio es un recordatorio de que la cultura y la política están indisolublemente ligadas, y de que el compromiso con la verdad y la justicia es el único camino posible para construir un país mejor.

 

 

 

En definitiva, la entrevista de Nacho Cano en El Mundo es mucho más que una declaración de intenciones: es el reflejo de una España que busca respuestas, que exige rendición de cuentas y que no está dispuesta a aceptar la mediocridad ni la corrupción.

 

 

El artista, con su talento y su coraje, se ha convertido en portavoz de una generación que reclama dignidad, transparencia y futuro.

 

 

Su defensa de Ayuso y su crítica a Sánchez son la expresión de un deseo colectivo de cambio, de regeneración y de esperanza en un país que merece mucho más.