Solo El Gran Wyoming podía dar esta insuperable réplica a la última polémica del novio de Isabel Díaz Ayuso.

 

 

El Gran Wyoming ha reaccionado a las informaciones que apuntan que la pareja de Ayuso podría haber trabajado en Quirón con otra identidad.

 

 

 

 

 

 

El programa ‘El Intermedio’ volvió a situar en el centro del debate político y mediático el último escándalo que rodea a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y a su pareja, Alberto González Amador.

 

 

Según una investigación publicada por ‘elDiario.es’, González Amador habría estado vinculado al grupo sanitario Quirón bajo el alias de ‘Alberto Burnet González’, nombre que coincide con una sociedad registrada en Florida, ‘Burnet & Brown Investments’.

 

 

 

La noticia, plagada de detalles sospechosos y conexiones empresariales, ha reavivado el debate sobre la transparencia y los posibles conflictos de intereses en la gestión sanitaria madrileña.

 

 

Sandra Sabatés, copresentadora del programa, expuso los hechos más llamativos del caso: González Amador disponía de correo corporativo de Quirón y figuraba con un cargo directivo, pese a que siempre afirmó ser un simple proveedor externo.

 

 

La Audiencia Provincial de Madrid investiga al empresario por presunta corrupción en los negocios, concretamente por el pago de casi medio millón de euros a la mujer del presidente de Quirón Prevención en la adquisición de una empresa en 2020.

 

 

 

El Gran Wyoming, fiel a su estilo irónico y mordaz, no dejó pasar la oportunidad de comentar la noticia.

 

 

“Sabemos que tiene un correo de Quirón, que Miguel Ángel Rodríguez le tenía apuntado en el móvil como ‘Alberto Quirón’ y que cobró comisiones de Quirón.

 

 

Llamadme suspicaz, pero a ver si al final este tío va a tener que ver algo con Quirón”, bromeó el presentador, subrayando la acumulación de indicios que apuntan a una relación más estrecha de lo que Ayuso y su entorno han querido admitir.

 

 

 

La reacción de Isabel Díaz Ayuso ante las preguntas de la prensa fue, como en otras ocasiones, atacar a los medios y desviar el foco.

 

 

Molesta por las informaciones publicadas, Ayuso afirmó que “cualquier ciudadano puede ponerse el correo que le dé la mismísima gana.

 

 

Y ustedes desde la prensa del régimen están acosando a un particular”.

 

 

El Gran Wyoming respondió con su habitual humor: “El problema no es ponerse el nombre del correo Alberto Burnet, morenito sexy o madurito 69, el problema es si su pareja trabaja o no trabaja para Quirón, una empresa con la que la comunidad que usted preside mantiene contratos millonarios”.

 

 

El presentador recordó que la Comunidad de Madrid ha pagado al grupo Quirón 5.000 millones de euros, el doble de lo presupuestado en lo que va de legislatura.

 

 

Ante la vinculación directa de la pareja de Ayuso con el grupo sanitario, la sospecha de un conflicto de intereses de gran magnitud se hace inevitable.

 

 

“Podríamos estar hablando de un conflicto de intereses del tamaño del Zendal”, sentenció Wyoming, haciendo referencia al hospital madrileño símbolo de la gestión polémica y los sobrecostes durante la pandemia.

 

 

 

El caso ha trascendido el ámbito mediático y ha llegado al pleno de la Asamblea de Madrid, donde la presidenta ha esquivado las acusaciones sobre su pareja atacando al Gobierno central y desviando la atención.

 

 

Sandra Sabatés subrayó cómo Ayuso evita responder a las preguntas concretas sobre las irregularidades y posibles favores a Quirón, optando por la confrontación política y el victimismo mediático.

 

 

 

El Gran Wyoming cerró la pieza con un mensaje directo a la presidenta madrileña: “Señora Ayuso, si le preguntan por las irregularidades de su novio, cíñase al tema, para hacer chistecitos ya estamos nosotros.

 

 

Aunque le reconozco que a usted le ríen las gracias más que a mí”. El humor, en este caso, sirve de vehículo para señalar la gravedad de un asunto que va mucho más allá de los chascarrillos y los ataques a la prensa.

 

 

 

La gestión sanitaria en la Comunidad de Madrid, marcada por la privatización y los contratos millonarios con empresas como Quirón, vuelve a estar bajo sospecha.

 

 

El vínculo entre la pareja de Ayuso y el grupo sanitario, las comisiones, los correos corporativos y la investigación judicial dibujan un escenario preocupante de posible corrupción y falta de transparencia.

 

 

El escándalo, lejos de disiparse, suma nuevos elementos y pone de nuevo en cuestión el modelo de gestión y la rendición de cuentas en la administración pública.

 

 

 

La estrategia de Ayuso, basada en la confrontación y el desvío de responsabilidades, choca con la exigencia ciudadana de explicaciones claras y honestas.

 

 

El caso es un ejemplo más de cómo el humor y la crítica mediática pueden servir para poner el foco en los asuntos que realmente importan, más allá de los intentos de desviar la atención o silenciar las preguntas incómodas.

 

 

En definitiva, la pregunta sigue vigente: ¿qué relación existe realmente entre la pareja de Ayuso y Quirón, y cómo afecta esto a la gestión de la sanidad pública madrileña? La respuesta, por ahora, sigue envuelta en sospechas y evasivas, pero la presión mediática y social exige cada vez más transparencia y responsabilidad.