Críticas a Susanna Griso por los invitados del 25N: “Le ha faltado fichar a Lequio”.

 

 

 

 

Santiago Abascal y Luis Rubiales fueron escogidos para visitar el programa de Antena 3 en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

 

 

 

 

 

 

El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es una fecha de reivindicación y reflexión que cada año moviliza a la sociedad española y a sus principales instituciones.

 

 

Sin embargo, en 2025, la jornada adquirió un matiz especialmente polémico en el ámbito mediático tras la decisión de Susanna Griso, presentadora de Espejo Público (Antena 3), de invitar a Santiago Abascal y Luis Rubiales, dos figuras controvertidas en el debate feminista y sobre la violencia de género.

 

 

La elección de los invitados, sumada al desarrollo de las entrevistas, desató una ola de críticas en redes sociales y abrió un intenso debate sobre el papel del periodismo y la representación institucional en la lucha contra las violencias machistas.

 

 

 

La presencia de Santiago Abascal, líder de Vox, y Luis Rubiales, expresidente de la RFEF condenado por el beso no consentido a Jennifer Hermoso durante el Mundial femenino de Australia, fue interpretada por buena parte de la audiencia como una provocación.

 

 

En un día destinado a visibilizar y combatir la violencia contra las mujeres, la decisión de dar voz a quienes han sido señalados por sus posturas o conductas contrarias al consenso feminista generó una reacción inmediata en las redes sociales.

 

 

El tono irónico de muchos comentarios resumía el sentir general: “Le ha faltado anunciar el fichaje de Alessandro Lequio”, escribía un usuario en X, en referencia al reciente despido de Lequio en Mediaset tras polémicas de violencia de género.

 

 

La crítica no solo apuntaba a la selección de los invitados, sino al enfoque del programa, que muchos consideraron ajeno al espíritu reivindicativo del 25N.

 

 

La entrevista a Santiago Abascal, conocido por poner en cuestión la existencia de la violencia de género y por su rechazo a las políticas feministas, fue seguida por la intervención de Luis Rubiales, protagonista de uno de los escándalos de violencia sexual más mediáticos de los últimos años.

 

 

Rubiales, lejos de mostrar arrepentimiento, reiteró su postura negacionista y se negó a pedir perdón a Jennifer Hermoso, manteniendo un discurso victimista que incomodó a la presentadora y a buena parte de la audiencia.

 

 

El momento más tenso llegó cuando Susanna Griso comparó los argumentos de Rubiales con los de Pedro Sánchez y Óscar López, acusando al invitado de “abusar de cierto victimismo”.

 

 

Rubiales reaccionó con visible molestia: “No me compare por favor con Pedro Sánchez, porque para nada.

 

 

Invocar la presunción de inocencia es una cosa, y todo el mundo tenemos derecho, pero yo lo hago en este libro con pruebas”.

 

 

La presentadora insistió en la relación pasada entre Rubiales y Sánchez, preguntando por el intercambio de mensajes y la afinidad política del exdirigente deportivo. Rubiales se desmarcó: “Ha habido mensajes, pero amigos, nunca.

 

 

Yo no me puedo comparar con alguien ni quiero que se me compare con alguien que ha prometido a su electorado que jamás pasaría una amnistía para ser presidente y luego lo ha hecho.

 

 

Para mí eso es de mal español y jamás quiero para nada que se me compare con este señor”.

 

 

La tensión en el plató reflejaba la dificultad de abordar temas de violencia de género cuando los protagonistas niegan o minimizan los hechos, y puso de manifiesto los retos del periodismo en la gestión de entrevistas a figuras controvertidas.

 

 

La reacción en redes sociales fue inmediata y contundente. Numerosos usuarios acusaron a Susanna Griso y a Espejo Público de “blanquear” discursos machistas y de dar espacio a posturas que, en opinión de muchos, contribuyen a la negación y perpetuación de la violencia contra las mujeres.

 

 

“Periodismo feminista de alto nivel en el día contra la violencia hacia las mujeres”, ironizaba otro usuario, mientras se viralizaban fragmentos de las entrevistas y se multiplicaban los mensajes de indignación.

 

 

El debate trascendió lo anecdótico y se instaló en el terreno de la responsabilidad social del periodismo.

 

 

¿Debe un programa de televisión dar voz a quienes niegan la violencia de género en el día destinado a combatirla? ¿Es legítimo invitar a personas condenadas por delitos sexuales para que expongan sus argumentos? ¿Dónde está el límite entre la pluralidad informativa y el riesgo de legitimar discursos peligrosos?

 

 

La polémica puso sobre la mesa la necesidad de repensar el papel de los medios en la construcción de la agenda pública y en la defensa de los derechos de las mujeres, especialmente en fechas de alta carga simbólica como el 25N.

 

 

 

En contraste con la controversia mediática, la jornada del 25N estuvo marcada también por un avance institucional de gran relevancia: el inicio del procedimiento para el nombramiento de Teresa Peramato como nueva fiscal general del Estado.

 

 

El Consejo de Ministros dio luz verde a la propuesta, que será ratificada por el rey tras el dictamen del Consejo General del Poder Judicial.

 

 

Peramato, con 35 años de trayectoria en la carrera fiscal, es reconocida como una de las principales impulsoras de la especialización judicial en materia de violencia de género.

 

 

Su currículum está estrechamente vinculado a la protección de las víctimas y a la mejora de los mecanismos de respuesta institucional frente a las violencias machistas.

 

 

Desde 2005, como fiscal delegada en la Sección de Violencia sobre la Mujer de la Fiscalía Provincial de Madrid, y más tarde como Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer, Peramato ha liderado iniciativas clave y ha colaborado en la elaboración de informes y protocolos que han marcado un antes y un después en la política judicial española.

 

 

Su nombramiento como fiscal general del Estado —la tercera mujer en ocupar el cargo desde 2018— es interpretado como un gesto de compromiso por parte del Gobierno en la lucha contra la violencia de género, y contrasta con la polémica generada en el ámbito mediático.

 

 

La controversia en Espejo Público evidencia la dificultad de encontrar el equilibrio entre pluralidad y responsabilidad en los medios de comunicación.

 

 

El feminismo, lejos de ser una corriente homogénea, es un movimiento plural y diverso que exige espacios de representación y debate, pero que también reclama límites claros frente a discursos negacionistas y conductas violentas.

 

 

La decisión de Susanna Griso de invitar a Abascal y Rubiales puede interpretarse como una apuesta por la confrontación y el debate, pero también como una muestra de las tensiones que atraviesan el periodismo en la era de la polarización.

 

 

El riesgo de convertir el plató en un escenario de legitimación de posturas contrarias a los derechos de las mujeres es real, y la reacción social demuestra que la audiencia exige una mayor sensibilidad y rigor en la selección de los protagonistas y en el tratamiento de los temas.

 

 

 

 

El nombramiento de Teresa Peramato como fiscal general del Estado es un avance institucional de gran calado, pero la lucha contra la violencia de género requiere el compromiso de todos los actores sociales.

 

 

La sociedad civil, los medios de comunicación y las instituciones deben trabajar de manera coordinada para garantizar la protección de las víctimas, la prevención de las violencias y la promoción de una cultura de igualdad y respeto.

 

 

La polémica en torno a Espejo Público es, en última instancia, un síntoma de los retos pendientes en la construcción de una sociedad libre de violencias machistas.

 

 

La representación, la pluralidad y la responsabilidad son valores que deben guiar la acción colectiva, especialmente en fechas como el 25N.

 

 

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de 2025 ha sido, en España, un espejo de los desafíos y contradicciones que atraviesan la sociedad y el periodismo.

 

 

La polémica por los invitados de Espejo Público, el debate sobre la responsabilidad mediática y el avance institucional con el nombramiento de Teresa Peramato como fiscal general del Estado configuran un escenario complejo, donde la lucha por los derechos de las mujeres se juega en múltiples frentes.

 

 

La reacción social, la reflexión crítica y el compromiso institucional son herramientas imprescindibles para avanzar hacia una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias.

 

 

El 25N es, cada año, una oportunidad para recordar que la eliminación de la violencia contra la mujer exige la implicación de todos: medios, instituciones y ciudadanía.