El Gran Wyoming carga contra Miguel Ángel Rodríguez, el Tribunal Supremo y Vox en los Ondas: “Tengo el pelo blanco, pero no miento”.

 

 

 

El periodista pedía luchar “contra los enemigos de la libertad”, “que estuvieron, están y estarán ahí”.

 

 

 

 

 

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona se vistió de gala este 26 de noviembre para acoger la 72ª edición de los Premios Ondas, una cita donde el periodismo y la comunicación se reivindican como pilares fundamentales de la democracia.

 

 

Entre los galardonados, José Miguel Monzón —más conocido como El Gran Wyoming— se erigió como protagonista indiscutible de la noche, recogiendo el premio a Mejor Comunicador en televisión por su trayectoria al frente de El Intermedio.

 

 

Pero lo que realmente convirtió su intervención en un acontecimiento fue el discurso que pronunció: una defensa sin concesiones del derecho a la información veraz y una crítica directa a figuras como Miguel Ángel Rodríguez, el Tribunal Supremo y Vox.

 

 

Wyoming inició su intervención con una frase que se ha hecho viral: “Tengo el pelo blanco, pero no miento, que quede claro esta noche aquí”.

 

 

Con este guiño, el presentador hacía referencia a las declaraciones de Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, en sede judicial, donde la verdad y la mentira parecen haberse convertido en armas políticas.

 

 

Desde el primer momento, Wyoming marcó el tono de su discurso: la edad y la experiencia no son excusa para abandonar la honestidad, y menos aún para justificar la mentira como herramienta estratégica.

 

 

El agradecimiento a su equipo y al público fue acompañado de una reivindicación: “No hemos emitido una sola mentira y jamás se lo hemos consentido a ningún invitado en los 20 años que llevamos en antena”.

 

 

En tiempos de bulos y desinformación, Wyoming puso en valor el compromiso con la verdad de quienes hacen posible El Intermedio, un programa que ha sobrevivido a todas las tormentas mediáticas sin perder su esencia crítica.

 

 

El corazón del discurso de Wyoming giró en torno a una advertencia que no puede dejar indiferente a nadie: “Llevo más de 40 años en la televisión y nunca, como ahora, había visto el sistema democrático tan amenazado”.

 

 

El comunicador señaló que la responsabilidad de esta situación recae, en gran parte, en “personas responsables de medios que bajo el disfraz hipócrita de la pluralidad y la libertad de expresión ceden espacio con todo el cinismo del mundo a intoxicadores que ocupan el terreno de la información para soltar falsedades, insidias, mentiras”.

 

 

La denuncia de Wyoming es contundente. En una época donde la pluralidad y la libertad de expresión son utilizadas como coartadas para difundir bulos y manipular la opinión pública, el periodista reivindica la decencia como requisito elemental para ejercer la profesión.

 

 

“No son clases de periodismo, son clases de decencia elemental”, sentenció, rompiendo una lanza por todos los profesionales que, desde la honestidad, luchan por desenmascarar mentiras y combatir la desinformación.

 

 

Wyoming quiso acordarse de los profesionales de la información que “están siendo señalados por desenmascarar mentiras”, en clara referencia a la presión que sufren muchos periodistas por parte de cargos públicos y poderes fácticos.

 

 

El presentador reivindicó la labor de quienes, a pesar de los ataques y la persecución, mantienen el compromiso con la verdad y la ética profesional.

 

 

En este contexto, el comunicador hizo un llamamiento a la resistencia: “Exigios, por favor, luchad contra los enemigos de la libertad.

 

 

Estuvieron, están y estarán ahí”. La lucha contra la mentira y la manipulación informativa es, según Wyoming, una tarea permanente que exige valentía y responsabilidad por parte de todos los periodistas.

 

 

Uno de los momentos más críticos del discurso llegó cuando Wyoming se refirió a la reciente condena al ex fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por parte del Tribunal Supremo.

 

 

El comunicador denunció que, con esta sentencia, “se ha ratificado y legalizado la mentira como un arma estratégica”. La frase resume el malestar de muchos profesionales ante la normalización de la falsedad como herramienta política y judicial.

 

 

Wyoming criticó la actitud de quienes se escudan en la profesión para justificar la mentira: “Hemos escuchado decir: ‘no, yo no soy notario, soy periodista’. Con lo cual tiene bula para mentir.

 

 

No, un periodista deja de serlo cuando miente. Ese no es el cometido”. Para el presentador, el periodista debe ser “notario” de la verdad, garante de la información veraz y defensor del derecho constitucional a la transparencia.

 

 

El discurso de Wyoming no dejó fuera a los partidos que, según él, representan una amenaza para la libertad de prensa y la pluralidad informativa.

 

 

Al referirse a Vox y sus palabras sobre TVE, el comunicador ironizó sobre la “chulería” con la que se presentan ante la opinión pública: “Solo les cabe una duda, que nos la exponen con la chulería de los Santos Inocentes. Si entrarán con lanzallamas o motosierras”.

 

 

La referencia a la agresividad de ciertos discursos políticos evidencia el clima de hostilidad que viven los medios públicos y los profesionales que apuestan por la información rigurosa y plural.

 

 

Wyoming, lejos de amedrentarse, reivindicó la necesidad de resistir y de defender la libertad frente a quienes pretenden imponer el miedo y la censura.

 

 

La intervención de El Gran Wyoming en los Premios Ondas no tardó en viralizarse en redes sociales, donde miles de usuarios compartieron fragmentos del discurso y expresaron su apoyo al comunicador.

 

 

La reacción de profesionales como Jordi Évole, que calificó el discurso de “GRANDÍSIMO WYOMING” en X, refleja el sentimiento compartido de que el periodismo honesto y valiente sigue siendo necesario en tiempos de incertidumbre.

 

 

La ovación recibida por Wyoming en el Liceu es el síntoma de que la sociedad demanda información veraz, transparencia y compromiso ético por parte de los medios.

 

 

La defensa de la libertad y la denuncia de la mentira han encontrado eco en una ciudadanía cada vez más crítica y exigente.

 

 

El discurso de Wyoming se inserta en un contexto de profunda polarización política y mediática en España.

 

 

La proliferación de bulos, la manipulación informativa y el ataque sistemático a periodistas han erosionado la confianza en los medios y han generado una brecha entre la sociedad y la prensa.

 

 

La referencia al Tribunal Supremo y a la “legalización de la mentira” es un reflejo del malestar que recorre la profesión y de la preocupación por el futuro de la democracia.

 

 

La crítica a Miguel Ángel Rodríguez, Vox y otros actores políticos es, en realidad, una denuncia de la tendencia creciente a utilizar la mentira como arma electoral y a desacreditar a quienes defienden la información veraz.

 

 

El reto, según Wyoming, es recuperar la ética, la transparencia y el compromiso con la verdad como valores irrenunciables.

 

 

 

La defensa del periodismo honesto y la reivindicación del derecho a la información veraz son, para Wyoming, condiciones indispensables para la salud democrática.

 

 

La información rigurosa permite a los ciudadanos tomar decisiones informadas, participar en el debate público y exigir responsabilidades a los poderes públicos.

 

 

Cuando la mentira se convierte en norma y la desinformación en estrategia, la democracia se debilita y la sociedad pierde uno de sus principales instrumentos de control y vigilancia.

 

 

Wyoming recordó que el periodista debe ser “notario” de la verdad y que el derecho a la información veraz está recogido en la Constitución.

 

 

Esta reivindicación conecta con los valores fundacionales del oficio y con la necesidad de proteger la independencia de los medios frente a las presiones externas.

El discurso de El Gran Wyoming en los Premios Ondas es mucho más que una crítica puntual: es un alegato en defensa de la dignidad del periodismo, la lucha contra la mentira y la protección de la libertad informativa.

 

 

En un momento en que la democracia está amenazada por la desinformación y la polarización, la valentía de quienes alzan la voz y reivindican la ética profesional es más necesaria que nunca.

 

 

La ovación recibida por Wyoming y el apoyo de la profesión son el reflejo de una sociedad que no está dispuesta a renunciar a la verdad, a la transparencia y a la libertad.

 

 

La lucha contra los enemigos de la libertad, como recordó el comunicador, es permanente y exige el compromiso de todos los periodistas y ciudadanos.

 

 

Porque, como afirmó Wyoming, “estuvieron, están y estarán ahí”. La respuesta, hoy más que nunca, es el periodismo honesto y la información veraz.