Aroca da en el clavo al señalar quién se tendría que haber sentado con Mazón en el Congreso: “Los tres coautores de esta burla”.

 

 

 

 

El analista político se ha pronunciado después de que Mazón haya comparecido en la comisión de investigación del Congreso y desde allí haya vuelto a contradecirse.

 

 

 

 

 

La comisión de investigación sobre la gestión de la DANA en la Comunidad Valenciana ha vuelto a situar el foco mediático y social sobre Carlos Mazón, ex president de la Generalitat, y sobre el entramado político que sostuvo su mandato durante uno de los episodios más trágicos de la historia reciente de España.

 

 

Las palabras del analista Javier Aroca en el programa “Malas Lenguas”, presentado por Jesús Cintora, han resonado con fuerza, señalando no solo la responsabilidad individual de Mazón, sino también la complicidad de los líderes nacionales del Partido Popular y Vox, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, respectivamente.

 

 

“Son los tres coautores de esta burla generalizada”, afirmó Aroca, abriendo un debate que trasciende lo político y alcanza lo ético y lo social.

 

 

 

La comparecencia de Mazón ante el Congreso este lunes no solo ha sido un ejercicio de defensa institucional, sino también una escenificación de las tensiones y fracturas que atraviesan la política española.

 

 

Pese a que Mazón presentó su dimisión el pasado 3 de noviembre, la investigación sobre su gestión sigue su curso, y la batería de preguntas lanzadas por los grupos parlamentarios busca esclarecer los hechos y depurar responsabilidades en una tragedia que se cobró la vida de 229 personas.

 

 

 

La sesión de la comisión fue, según Aroca, “la enésima interpretación o escenificación de la indignidad y de la falta de humanidad de una persona”.

 

 

Mazón, lejos de ofrecer respuestas claras y asumir responsabilidades, volvió a contradecirse y a modificar las versiones que ha sostenido durante el último año.

 

 

La presencia de una oposición firme, encabezada por figuras como Gabriel Rufián, diputado de ERC, que no dudó en mostrar fotografías de víctimas mortales y calificar a Mazón de “inútil, mentiroso, incapaz, miserable, homicida y psicópata”, puso de manifiesto el grado de polarización y tensión que rodea el caso.

 

 

 

Aroca, en su análisis, lamentó la actitud de Mazón, acusándolo de “burlarse de todo el mundo” y de insultar a quienes buscan esclarecer la verdad.

 

 

“Reírse de esa manera es un insulto a todos los que están tratando de poner algo de luz en lo que está pasando, pero fundamentalmente a las víctimas y familiares”, sentenció.

 

 

La indignación del analista refleja el sentir de una parte significativa de la sociedad, que percibe en la gestión de Mazón y en el respaldo de Feijóo y Abascal una falta de respeto por la dignidad y la verdad.

 

 

La DANA de octubre de 2024 no solo fue un fenómeno meteorológico devastador, sino también un catalizador de una crisis política y moral. La gestión de la emergencia, la tardanza en activar los protocolos y la confusión en la comunicación institucional han sido objeto de escrutinio y crítica.

 

 

La comparecencia de Mazón en el Congreso, lejos de cerrar el capítulo, ha reabierto heridas y ha puesto sobre la mesa la necesidad de repensar el modelo de liderazgo y de responsabilidad en la política española.

 

 

El discurso de Mazón, plagado de contradicciones y evasivas, ha sido interpretado por muchos como un intento de eludir responsabilidades y de proteger la imagen personal y partidista.

 

 

La estrategia de defensa, basada en la minimización de errores y en la dispersión de culpas, ha chocado con la exigencia de transparencia y de justicia por parte de la oposición y de la sociedad civil.

 

 

La intervención de Aroca en “Malas Lenguas” ha sido especialmente incisiva al señalar que, junto a Mazón, deberían haber estado sentados en la comisión del Congreso Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.

 

 

“Ha resistido un año con el apoyo de Abascal y Feijóo”, afirmó el analista, subrayando la dimensión nacional de la crisis y la implicación de los líderes de PP y Vox en la gestión y el respaldo político a Mazón.

 

 

Esta acusación no es menor. Supone trasladar el foco de la responsabilidad más allá del ámbito autonómico y situarlo en el corazón del sistema político español.

 

 

La “burla generalizada” que denuncia Aroca no es solo la de un presidente autonómico, sino la de un modelo de poder sustentado en la complicidad y en la protección mutua.

 

 

La pregunta que se abre es si la política española está preparada para asumir las consecuencias de sus decisiones y para depurar responsabilidades en todos los niveles.

 

 

La sesión del Congreso ha sido, además, un reflejo de la fractura social que atraviesa España.

 

 

Las palabras de Rufián, la dureza de los calificativos y la exhibición de imágenes de víctimas han generado un debate sobre los límites de la confrontación política y sobre la legitimidad de utilizar el dolor como argumento parlamentario.

 

 

La frontera entre la exigencia de justicia y la instrumentalización de la tragedia es difusa, y la sesión ha mostrado la dificultad de conciliar la memoria de las víctimas con la defensa institucional.

 

 

Aroca, en su análisis, ha ido más allá de la crítica política y ha planteado una cuestión de fondo: “Lo político tiene un límite y tiene un discurso, lo legal, lo penal también tiene otro, pero esto ya tiene perfiles absolutamente inaceptables, no digo ya para un político, sino para cualquier persona”.

 

 

La indignidad, según el analista, no es solo una cuestión de gestión, sino de humanidad y de respeto por la vida y la memoria.

 

 

La investigación sobre Mazón y la gestión de la DANA se mueve en la frontera entre la responsabilidad política y la judicialización.

 

 

La comisión del Congreso busca esclarecer los hechos y colaborar con la justicia, pero el paso de lo político a lo penal plantea riesgos y desafíos.

 

 

La experiencia de otros casos, como el Prestige o los incendios forestales, muestra que la verdad judicial y la verdad política no siempre coinciden, y que la presión mediática puede distorsionar la percepción social.

 

 

El reto, en este contexto, es garantizar que la investigación sea rigurosa, transparente y centrada en las víctimas.

 

 

La exigencia de depuración de responsabilidades debe ir acompañada de un compromiso con la verdad y con la reparación del daño.

 

 

La judicialización no puede convertirse en una estrategia de polarización ni en un mecanismo de protección de los intereses partidistas.

 

 

La cobertura mediática de la comparecencia de Mazón y de las declaraciones de Aroca ha sido intensa y, en ocasiones, polarizadora.

 

 

Los titulares han recogido las palabras más duras, los gestos de indignación y las imágenes de la tensión en la sala.

 

 

Sin embargo, el papel de los medios no se limita a la reproducción del conflicto: son actores activos en la construcción del relato público, en la definición de la legitimidad y en la orientación del debate social.

 

 

La viralización de las declaraciones de Aroca y de Rufián ha convertido el debate parlamentario en un fenómeno social, donde la ciudadanía participa, opina y exige explicaciones.

 

 

El riesgo, sin embargo, es la simplificación. La reducción del debate a consignas y la exaltación de la confrontación pueden desviar la atención de lo esencial: la necesidad de mejorar la gestión pública, de aprender de los errores y de garantizar que las víctimas sean el centro de la acción política.

 

 

 

La comisión de investigación sobre la DANA ha puesto de manifiesto la dificultad de conciliar la memoria de las víctimas con la lógica institucional.

 

 

El duelo colectivo, la exigencia de empatía y la demanda de justicia chocan con la defensa de los protocolos, la gestión de la información y la protección de la imagen política.

 

 

Mazón, en su intervención, insistió en la asunción de la máxima responsabilidad política –la dimisión– y en la dificultad de gestionar una emergencia sin precedentes.

 

 

La oposición, por el contrario, exigió autocrítica, reconocimiento del error y una petición de perdón explícita y personal.

 

La pregunta que queda abierta es si la política española está preparada para asumir el reto de la empatía, la transparencia y la verdad.

 

 

La comisión de investigación sobre la DANA ha abierto un debate que va más allá de los partidos y los intereses personales.

 

 

Es un debate sobre la verdad, la memoria y la justicia. ¿Crees que la gestión de Mazón fue negligente? ¿Es suficiente la asunción de responsabilidades políticas o deberían existir consecuencias penales? ¿Debe la complicidad política ser motivo de investigación y de depuración de responsabilidades? ¿Puede la política española reconciliarse con la memoria de las víctimas y garantizar una gestión pública basada en la empatía y la transparencia?

 

 

 

 

A razón de todo ello, en el programa presentado por Jesús Cintora, Malas Lenguas, el colaborador y analista político Javier Aroca tampoco ha querido dejar pasar por alto la intervención del ex jefe del Consell en la Cámara Baja, refiriéndose a esta como la “enésima interpretación o escenificación de la indignidad y de la falta de humanidad de una persona”.

 

 

“Lo político tiene un límite y tiene un discurso, lo legal, lo penal también tiene otro, pero esto ya tiene perfiles absolutamente inaceptables, no digo ya para un político, sino para cualquier persona”, ha agregado Aroca.

 

 

En línea con todo ello, el analista ha lamentado que Mazón “se está burlando de todo el mundo”: “Mintiendo, insultando, reírse de esa manera es un insulto a todos los que están tratando de poner algo de luz en lo que está pasando, pero fundamentalmente a las víctimas y familiares”.

 

 

Por todo ello, Aroca ha proseguido cargando contra el ex presidente valenciano añadiendo que para que la comisión de la DANA en el Congreso fuera representativa al lado de Mazón deberían sentarse el presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, y el líder de Vox, Santiago Abascal.

 

 

 

“Son los tres coautores de esta burla generalizada que hay al sistema político, fundamentalmente, a la dignidad y a la verdad. Ha resistido un año con el apoyo de Abascal y Feijóo”, ha espetado.