Figaredo HUMILLA a la Cochina Yolanda Díaz en Épico discurso Sobre los Trabajadores Españoles.

 

 

 

 

 

 

El debate sobre la reducción de jornada laboral en España: entre el discurso político y la realidad social.

 

 

 

La presentación de la nueva norma promovida por Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo, ha generado una intensa polémica en el Congreso y en la opinión pública.

 

 

La iniciativa, que busca reducir la jornada laboral semanal, ha sido objeto de duras críticas por parte de la oposición, especialmente de Vox, representada por José María Figaredo, quien ha calificado la medida como “un insulto a los españoles” y “una trampa para los trabajadores”.

 

 

El debate sobre la jornada laboral se ha convertido en un reflejo de la confrontación política y de las distintas visiones sobre el futuro del empleo y la economía en España.

 

 

 

Figaredo, en su intervención, no ha escatimado en acusaciones directas contra Yolanda Díaz y el Gobierno.

 

 

Ha señalado que la ministra ha renunciado a presentar públicamente la norma, lo que, según él, evidencia que “sabe que es una mentira contra los trabajadores”.

 

 

Para Figaredo, la propuesta es una estrategia electoralista que busca desgastar a Díaz y enfrentarla con sus socios de gobierno, en un contexto de precampaña marcado por la desconfianza y la rivalidad interna.

 

 

 

El diputado de Vox ha denunciado que España se encuentra en una situación laboral crítica, con el mayor índice de paro de la Unión Europea y de la OCDE, incluso por encima de países como Colombia.

 

 

 

Según sus datos, uno de cada cuatro parados en Europa es español, y el país ha recurrido a figuras como los “fijos discontinuos” para maquillar las estadísticas, ocultando que más de 830.000 personas permanecen inactivas y deberían computar como desempleados.

 

 

Además, ha alertado sobre el aumento del pluriempleo, que se ha duplicado desde 2010 y afecta ya a 850.000 personas, obligadas a buscar varios trabajos para llegar a fin de mes.

 

 

La crítica de Figaredo se extiende al estancamiento salarial y al crecimiento económico.

 

 

Sostiene que, entre 1993 y 2023, la renta real de los hogares españoles no ha crecido, y que el PIB apenas ha aumentado un 1% anual en los últimos cinco años, tras la gran caída provocada por la pandemia.

 

 

El diputado rechaza el argumento gubernamental de que España es el país que más crece en la UE, recordando que esa recuperación se debe a que fue también el que más cayó durante la crisis sanitaria.

 

 

 

En cuanto a la protección social, Figaredo denuncia el elevado número de beneficiarios del ingreso mínimo vital, más de 2,3 millones de personas que, según él, no pueden acceder al mercado laboral.

 

 

Atribuye esta situación tanto al estancamiento económico como a la inflación, que ha afectado gravemente el poder adquisitivo y ha cambiado los hábitos de consumo de los españoles.

 

 

En su intervención, ha destacado la caída del consumo de pescado fresco (un 35% menos en diez años), de hortalizas (16%) y fruta (19%), mientras que ha aumentado el consumo de pasta (11%), aceite de girasol (10%) y ha caído el de aceite de oliva (33%).

 

 

Figaredo atribuye estos cambios no solo a los bajos salarios, sino también a la carga impositiva que encarece los productos básicos.

 

 

El diputado advierte que la reducción de la jornada laboral propuesta por Yolanda Díaz es una medida “cosmética”, sin impacto real para la mayoría de los trabajadores.

 

 

 

Según los datos aportados, el 86% de los convenios colectivos ya establece una jornada inferior a las 40 horas semanales, y la media de horas cotizadas para asalariados es de 37,4 horas.

 

 

Figaredo señala que los autónomos y pequeños empresarios, que trabajan de media 46 y 43,5 horas respectivamente, no se verán afectados por la norma, lo que, en su opinión, demuestra la falta de utilidad de la medida.

 

 

La preocupación se centra especialmente en las pequeñas y medianas empresas, que representan el 90% del tejido empresarial español.

 

 

Figaredo denuncia que, desde la llegada del actual gobierno, han desaparecido más de 58.000 empresas, y que sectores clave como la industria agrícola han sufrido una caída del 30% en el número de empresas en los últimos veinte años.

 

 

El diputado atribuye este declive a las políticas fiscales y laborales del gobierno, que, según él, favorecen la destrucción del empleo y la precarización de las condiciones de vida.

 

 

El discurso de Figaredo, cargado de datos y acusaciones, refleja el clima de polarización y malestar que atraviesa la sociedad española.

 

 

Mientras la izquierda defiende la reducción de la jornada laboral como una medida de progreso y bienestar, la derecha y la ultraderecha la consideran un gesto vacío, incapaz de resolver los problemas estructurales del mercado laboral.

 

 

El debate sobre los “fijos discontinuos”, el pluriempleo y la calidad del empleo se ha convertido en un campo de batalla político, en el que cada partido busca imponer su relato y movilizar a sus bases.

 

 

La realidad, sin embargo, es compleja. España sigue enfrentando desafíos estructurales en materia de empleo, salarios y protección social.

 

 

La precariedad laboral, el aumento de los contratos temporales y la dificultad para acceder a un empleo estable afectan a millones de ciudadanos.

 

 

La inflación y el encarecimiento de la vida han cambiado los hábitos de consumo y han generado una sensación de inseguridad y frustración entre amplios sectores de la población.

 

 

La propuesta de reducción de la jornada laboral, en este contexto, plantea interrogantes sobre su viabilidad y su impacto real.

 

 

Mientras algunos expertos defienden que puede contribuir a mejorar la calidad de vida y la conciliación familiar, otros advierten sobre los riesgos para la competitividad y la sostenibilidad de las empresas, especialmente las más pequeñas.

 

 

El debate sobre la productividad, la flexibilidad y el modelo de crecimiento económico está más vivo que nunca, y exige respuestas que vayan más allá de la confrontación política.

 

 

La intervención de Figaredo en el Congreso, con su tono directo y sus datos contundentes, ha puesto de manifiesto las tensiones y los desafíos que enfrenta España en materia laboral y económica.

 

 

La reducción de la jornada laboral, lejos de ser una solución mágica, es solo una pieza más en el complejo puzzle de reformas necesarias para garantizar el bienestar y la prosperidad de los trabajadores.

 

 

En definitiva, el debate sobre la nueva norma laboral promovida por Yolanda Díaz revela mucho más que una disputa política.

 

 

Es el reflejo de una sociedad que busca respuestas ante la precariedad, la inflación y el estancamiento económico, y que exige a sus representantes soluciones reales y eficaces.

 

 

El reto es enorme, y la responsabilidad de los líderes políticos es estar a la altura de las circunstancias, dejando de lado los gestos vacíos y apostando por reformas profundas que permitan a España avanzar hacia un modelo de empleo digno, estable y sostenible.