Antonio Naranjo sale en defensa de Mariló Montero tras la polémica por su victoria en ‘MasterChef Celebrity’

 

La victoria de Mariló Montero en la décima edición de MasterChef Celebrity continúa generando un notable debate mediático y político.

El resultado del concurso, emitido por RTVE, no solo ha reavivado análisis sobre su trayectoria dentro del programa, sino que también ha vuelto a situar en primer plano las declaraciones que la presentadora había realizado semanas atrás sobre la presunta “ideología de izquierdas” predominante en la cadena pública.

En medio de este clima de interpretaciones y críticas cruzadas, Antonio Naranjo, presentador de El análisis diario de la noche en Telemadrid, ha decidido intervenir públicamente para defenderla de manera explícita.

Una victoria rodeada de ruido mediático

Mariló Montero se alzó como ganadora del talent culinario el pasado lunes, un episodio que rápidamente desencadenó un repunte en la conversación digital.

En redes sociales y tertulias televisivas se reactivaron fragmentos de la visita que ella hizo a La Revuelta, donde cuestionó la supuesta orientación ideológica de la programación de RTVE.

Estas declaraciones, sumadas a su triunfo en uno de los programas estrella de la corporación pública, alimentaron interpretaciones que relacionaban su discurso previo con el desenlace del concurso.

El fenómeno no es nuevo: la figura de Montero, con una trayectoria prolongada en televisión y con intervenciones públicas a menudo directas, acostumbra a polarizar.

Su victoria, simbólicamente cargada por producirse en un formato de gran popularidad y bajo la marca RTVE, ha actuado como catalizador para el debate.

La visita a Telemadrid tras la final

Un día después del triunfo, Montero acudió al plató de El análisis diario de la noche, donde colabora habitualmente. Antonio Naranjo la recibió con felicitaciones, aunque no dejó pasar la oportunidad de ironizar sobre la repercusión pública del resultado. Sus comentarios, marcados por un tono humorístico y crítico, hicieron referencia a su receta final y a los comentarios recientes sobre la línea editorial de RTVE.

Durante la entrevista, Montero insistió en que su participación en MasterChef había sido un proceso de aprendizaje desde cero.

Relató cómo se enfrentó a la experiencia sin conocimientos previos de cocina, remarcando que el formato le permitió descubrir una motivación nueva y un interés personal inesperado por la gastronomía. Según explicó, la cocina se había convertido en una forma de conectar, crear y compartir, un matiz que ha sido recurrente en sus intervenciones recientes.

Naranjo, en su despedida, aludió nuevamente a RTVE con un comentario marcado por la ironía en torno a la imparcialidad del ente público.

Desde Telemadrid —cadena autonómica cuya línea editorial está en constante observación por su relación con el Gobierno regional—, esa valoración resonó con mayor fuerza y reavivó debates sobre la pluralidad informativa, tanto en el ámbito público como autonómico.

La defensa pública de Antonio Naranjo

Lejos de considerar zanjado el intercambio televisivo, Antonio Naranjo continuó la discusión al día siguiente a través de su cuenta en X.

Allí publicó un mensaje contundente en defensa de Mariló Montero, posicionándose contra quienes, según él, han cuestionado la coherencia de la presentadora por sus críticas a RTVE pese a haber ganado un concurso de la cadena pública.

 

 

Naranjo denunció lo que consideró “faltas de respeto” hacia su compañera y reivindicó que Montero actuaba con libertad, sin plegarse a ninguna corriente.

Su mensaje, cargado de apoyo personal, la describía como una profesional con cualidades destacadas, y apuntaba directamente contra quienes, a su juicio, habían impulsado ataques injustificados.

Esa declaración, con un tono firme y emocional, se sumó a la escalada de reacciones que rodean el desenlace del concurso.

El comentario también fue interpretado por algunos como una alusión velada a Gonzalo Miró, con quien Naranjo ha tenido enfrentamientos en el pasado durante sus intervenciones en La Roca. No obstante, Naranjo no mencionó a Miró de forma directa.

El detonante de esa lectura fue el hecho de que el presentador de Directo al grano bromeó, el mismo martes, sobre la victoria de Montero en lo que llamó “la televisión del régimen”, utilizando una expresión muy similar a la que Naranjo había empleado en su mensaje en redes.

La frase de la “televisión del régimen”: entre ironías y susceptibilidades

La expresión “televisión del régimen” se ha convertido en uno de los elementos más comentados de esta polémica.

El martes, Gonzalo Miró la utilizó para ironizar sobre la presencia de Montero en un espacio público después de sus críticas.

Su comentario fue interpretado en clave humorística, pero en un contexto social tan polarizado, generó interpretaciones diversas.

El uso de la misma expresión por parte de Antonio Naranjo reavivó la lectura de que ambos comunicadores mantienen una rivalidad latente, y muchos usuarios de redes sociales conectaron ambos discursos, alimentando la interpretación de un cruce indirecto entre ambos presentadores.

Sin embargo, más allá de las tensiones personales o profesionales, lo que ha quedado en primer plano es la percepción pública de la imparcialidad de RTVE.

Desde hace años, diferentes sectores del espectro político cuestionan la independencia de la cadena pública, aunque sus responsables insisten en que el servicio público se mantiene como eje central de su misión.

En este contexto, MasterChef Celebrity reaparece como un terreno poco habitual para un debate más amplio sobre neutralidad informativa y afinidades ideológicas.

El foco vuelve sobre Mariló Montero

Tras la emisión de la final, Montero se ha mostrado centrada en el contenido emocional y formativo que ha obtenido de su paso por el programa.

Su enfoque mediático se ha desplazado hacia la valorización de su esfuerzo personal, la dedicación al aprendizaje y la satisfacción por haber logrado algo que consideraba fuera de su alcance.

Su triunfo, sin embargo, no ha podido escapar al escrutinio político y social que rodea a RTVE en los últimos años.

La mezcla entre entretenimiento y debate político se ha intensificado, y la figura de Montero, con un discurso público marcado por opiniones firmes, ha sido inevitablemente situada en el centro de esas discusiones.

A pesar de ello, Montero ha evitado alimentar el conflicto y ha preferido mantener un tono institucional en sus intervenciones posteriores, centrado en la experiencia del concurso y en la relevancia de la cocina como espacio de convivencia y unión familiar.

Un debate que trasciende el entretenimiento

La repercusión posterior a la final evidencia hasta qué punto el entretenimiento televisivo puede convertirse en una plataforma para debates sociales más amplios.

El caso de Mariló Montero pone de relieve cómo la imagen pública de los concursantes, así como las declaraciones que realizan fuera del programa, influyen en la interpretación del público y contribuyen a generar controversias que superan la esfera estrictamente televisiva.

En este contexto, la intervención de Antonio Naranjo ha servido para añadir un nuevo elemento al debate.

Su defensa de Montero, firmemente expresada, refuerza el mensaje de que la presentadora tiene apoyos en distintos sectores de la comunicación.

Sin embargo, también refleja cómo la conversación pública en torno a la televisión se está amplificando a través de redes sociales y tertulias, donde las valoraciones personales se mezclan con análisis mediáticos, políticos y culturales.

Conclusión: una victoria que abre más debates que puertas

El triunfo de Mariló Montero en MasterChef Celebrity continúa generando titulares, más por su dimensión extratelevisiva que por su desempeño culinario.

Las reacciones de Antonio Naranjo, las bromas de Gonzalo Miró y la respuesta de la audiencia se integran en un escenario donde el entretenimiento se encuentra inevitablemente con la opinión pública.

Mientras la ganadora se mantiene en un relato centrado en su experiencia personal, el debate en torno a RTVE, la imparcialidad mediática y la libertad de expresión continúa extendiéndose.

El caso pone de manifiesto cómo los realities y talent shows, lejos de ser espacios aislados, forman parte del ecosistema social y político que marca la agenda pública actual.