Javier Ruiz señala los dos puntos clave de la declaración de Carlos Mazón que podrían abrir un frente judicial

 

 

La comparecencia de Carlos Mazón en la comisión de investigación sobre la DANA volvió a colocar el foco sobre una de las secuencias más discutidas de los últimos meses.

El actual presidente en funciones de la Generalitat acudió al Congreso para explicar su actuación durante aquellos momentos críticos, pero terminó dejando dos afirmaciones que, según el análisis del periodista Javier Ruiz, podrían suponer un giro relevante en el rumbo de la investigación parlamentaria e incluso adquirir trascendencia penal.

La sesión, retransmitida por La 1 dentro del programa Mañaneros 360, estuvo marcada por un clima de tensión constante.

El intercambio con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se convirtió en uno de los momentos más comentados debido a las respuestas que Mazón ofreció ante cuestiones que hasta ahora no habían quedado tan claramente expuestas en público.

Las explicaciones sobre la presencia de sus escoltas y el origen del cambio de ropa generaron interrogantes que el propio Ruiz quiso ordenar y contextualizar ante la audiencia.

El punto más delicado: la ausencia de los escoltas

Uno de los aspectos que más llamó la atención se produjo cuando Mazón reconoció que sus escoltas no estaban presentes cuando abandonó el restaurante El Ventorro.

Según su relato, los agentes que le acompañaron al entrar ya no se encontraban allí cuando más tarde salió en dirección al aparcamiento junto a Maribel Vilaplana.

stas palabras abren una duda relevante: si la seguridad del presidente depende estrictamente de un protocolo y los escoltas no pueden retirarse por iniciativa propia, la única explicación plausible sería que se marcharon por orden directa de la autoridad a la que protegen.

Ese matiz, aparentemente técnico, se convirtió para Javier Ruiz en uno de los momentos más significativos de la jornada.

El comunicador subrayó que la implicación no es menor: admitir que la escolta se retiró sin acompañar al presidente supone introducir un elemento de responsabilidad directa en una decisión que podría tener implicaciones reglamentarias.

Dentro del análisis televisivo posterior, Ruiz insistió en que la normativa de seguridad establece obligaciones precisas y que, por tanto, cualquier alteración de ese esquema requiere justificación.

La importancia del detalle no reside únicamente en el cumplimiento formal del protocolo, sino en lo que implica para la reconstrucción cronológica de aquella tarde.

Si los escoltas no estaban presentes en el momento en que Mazón abandonó el lugar, se abre una ventana desconocida sobre sus movimientos posteriores, un tramo horario que precisamente centra gran parte de las incógnitas de la comisión.

El enigma del cambio de ropa y el vacío temporal

El segundo punto que está generando debate se relaciona con la ropa que Mazón llevaba puesta en distintos momentos.

La comisión ha dedicado numerosas sesiones a reconstruir el itinerario que siguió el presidente en funciones entre su salida del restaurante y su llegada al Cecopi.

En el primer lugar entró con traje y corbata; al segundo llegó con un jersey claro. La variación, aparentemente menor, se ha convertido en objeto de interés porque coincide con un tramo de tiempo que sigue sin aclararse por completo.

En declaraciones previas recogidas en sede judicial, Maribel Vilaplana señaló que el presidente se cambió dentro del restaurante para estar más cómodo.

Sin embargo, Mazón negó que hubiera realizado un cambio como tal y explicó que simplemente se colocó un jersey que suele llevar consigo cuando hace frío.

También aseguró que pasó por dependencias de la Generalitat, lo que sitúa su versión en un punto distinto al planteado inicialmente por algunos testimonios.

La discrepancia no sería problemática en sí misma si no fuera porque coincide exactamente con un intervalo de casi cuarenta minutos —entre las 18:57 y las 19:34— en el que Mazón no atendió llamadas ni pudo ser geolocalizado.

Ese espacio temporal, calificado como “apagón” por varios grupos parlamentarios, sigue siendo una de las principales incógnitas de la comisión, y el tema de la ropa aparece como un hilo a través del cual se intenta reconstruir qué ocurrió realmente.

Durante el análisis en televisión, Javier Ruiz destacó que esta divergencia no es un detalle accesorio, sino una pieza que encaja en el rompecabezas general. La relevancia del jersey no reside en la prenda, sino en la coherencia entre las diversas versiones que se han ofrecido a lo largo de las semanas.

Si se confirma que Mazón pasó por la Generalitat, la cronología podría reordenarse. Si, por el contrario, se demuestra que el cambio se produjo dentro del restaurante, la secuencia sería otra muy distinta.

 

 

Un interrogatorio que tensó la sesión

El interrogatorio de Gabriel Rufián, marcado por un estilo directo y una insistencia meticulosa, buscó precisamente iluminar estos dos puntos oscuros.

Su intervención logró que Mazón precisara afirmaciones que hasta ahora habían permanecido en un plano más genérico.

La sesión generó incomodidad visible entre algunos diputados y obligó al presidente en funciones a responder en detalle sobre aspectos que probablemente no esperaba abordar con tanta profundidad.

La tensión quedó reflejada en la atmósfera de la sala y también en el tono de las reacciones posteriores.

La comisión sobre la DANA, que nació con el propósito de clarificar la gestión institucional, se está convirtiendo en un escenario donde cada matiz cobra relevancia.

Las explicaciones sobre la seguridad personal y las decisiones logísticas de aquella tarde se han ido transformando en elementos con peso político y potencialmente jurídico.

El análisis de Javier Ruiz: una advertencia clara

Tras finalizar la comparecencia, Javier Ruiz quiso ordenar los dos ejes que, en su opinión, podrían tener derivadas más amplias.

Primero, el reconocimiento sobre los escoltas, un aspecto que definió como especialmente sensible porque la ley no permite que los agentes abandonen a la persona protegida sin instrucción directa. Segundo, la cuestión del jersey, que se enmarca en el intento de determinar qué hizo Mazón en los minutos posteriores a abandonar el restaurante.

Para Ruiz, ambos elementos son importantes para establecer la credibilidad y coherencia de la declaración.

Sin pronunciar juicios categóricos, advirtió que las afirmaciones del presidente en funciones abren escenarios que podrían ser analizados desde el punto de vista reglamentario o incluso penal, dependiendo de cómo avance el trabajo de la comisión y de si surgen nuevos testimonios que corroboren o contradigan su versión.

Un proceso que continúa

La comparecencia de Carlos Mazón no ha cerrado ninguna puerta; más bien ha abierto varias nuevas.

La comisión continuará recabando información y contrastando versiones en las próximas sesiones, con especial atención a los minutos aún no esclarecidos y al papel que desempeñaron los equipos de seguridad aquella tarde.

Lo que sí ha quedado claro es que cada nueva declaración contribuye a intensificar la atención mediática y política.

La intervención de Javier Ruiz ha reforzado esa sensación al poner el foco en los dos elementos que podrían resultar determinantes en el desarrollo de la investigación.

Habrá que esperar para conocer si las aclaraciones posteriores consiguen despejar las dudas actuales o si, por el contrario, acaban generando nuevas preguntas en un proceso que aún parece lejos de concluir.