Tras las puertas cerradas de Ferraz, se despliega una campaña “inaudible”. Pero mientras la política intenta silenciar a la opinión pública, el arte ha alzado la voz de forma inesperada: una ópera titulada ‘El Hermanísimo’.

Preludio de un silencio impuesto

En el centro del poder de Ferraz, el ambiente se vuelve denso. Los estrategas políticos entienden que, en la recta final de Extremadura, el sonido más peligroso no es el grito del adversario, sino el eco de las preguntas sin respuesta.

La consigna es clara: aislar el impacto del expediente de David Sánchez. Evitar que se convierta en el fantasma que persiga la campaña de Miguel Ángel Gallardo.

Se ha establecido un plan de “silencio” meticuloso para asegurar que los votantes extremeños este domingo solo vean promesas, en lugar de los enredos judiciales que rodean a figuras clave.

Cuando el “Drama” salta a la realidad

Sin embargo, existe una ley en la comunicación: lo que más se oculta, más interés despierta. Libertad Digital, a través de la pluma de Leticia Barquín, ha desmantelado esta coraza.

Fuentes internas confirman un esfuerzo titánico por sofocar cualquier debate relacionado con David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno.

Pero Ferraz no contó con la irrupción de ‘El Hermanísimo’, una ópera satírica cargada de simbolismo, compuesta por La Radioteca con libreto de Dieter Brandau. Esto no es solo música; es un acta de acusación en clave de sol.

El Aria del “Careo”: El ojo del huracán

El fragmento más dramático, aquel que los estrategas de Madrid no quieren que ningún votante escuche, se encuentra en el tercer acto. Es el enfrentamiento ficticio, pero crudo, entre la juez de Badajoz, Beatriz Biedma, y David Sánchez.

Ante el estrado de la justicia: De un lado, la firmeza de la ley, representada por la voz incisiva de la juez.

Al otro lado: Las vacilaciones y respuestas ambiguas del “hermanísimo”, musicalizadas con una ironía mordaz.

Esta aria no es simple entretenimiento. Es un espejo de lo que ocurre en los juzgados de Badajoz, donde se diseccionan las dudas sobre la transparencia.

El ritmo, a veces frenético y otras veces lúgubre, emula el latido de una campaña electoral que camina por el filo de la navaja.

La apuesta de Extremadura

¿Por qué teme Ferraz tanto a un audio? Porque la música tiene la capacidad de perforar las defensas racionales.

Cuando las estadísticas y los desmentidos se vuelven áridos, una sátira operística puede provocar la risa del votante, y la risa es el arma que más rápido destruye la solemnidad política.

Este domingo, los extremeños tendrán la papeleta en sus manos.

La pregunta es: ¿escucharán la alegre música de campaña en las calles o dejarán que las melodías inquietantes de ‘El Hermanísimo’ los guíen en la cabina de votación?

La batalla por Extremadura ya no es solo una cuestión de votos, sino un duelo entre el silencio impuesto y el eco de una realidad convertida en arte.